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Vaillant, Denise y Marcelo, Carlos. (2001). Las tareas del
formador. Archidona: Aljibe.
149 páginas
ISBN 84–9700–018–8
Reseñado por Jesús Domingo Segovia
Universidad de Granada
10 de octubre de 2003
En la línea de la colección Biblioteca de
Educación, el trabajo de Denise Vaillant y Carlos Marcelo
recogen sintéticamente una bien estructurada reflexión
sobre quién es, qué hace y qué supone la labor del
formador de formadores y qué retos se le presentan en la
actualidad y frente a la emergente sociedad del conocimiento,
proponiendo algunas vías de sutura por ámbitos de
actuación (formación inicial, inserción
profesional, formación continua) y en los nuevos escenarios
que se le abren (nuevas tecnologías y la capacitación
laboral). Han realizado un gran esfuerzo de síntesis,
sistematizando muchos espartos que no por conocidos se van
hilando oportunamente y ofrecen un valioso recorrido referencial
de grandes aportaciones en este campo, atemperado por la realidad
española (desde la experiencia andaluza en formación de
asesores y la red andaluza de formación de profesionales de
la formación) y uruguaya, que ilustra bien la situación
y que abre perspectivas de futuras profundizaciones.
Un aspecto relevante de la lectura de este trabajo es que
rezuma una reivindicación de que cualquier formador de
formadores debe conocer que el campo de la formación ha
generado paradigmas, teorías, modelos, estrategias, etc.,
con sus consecuencias, usos, bondades y maldades, y que no pueden
ser obviadas. En este sentido, no dudan en poner de partida el
dedo en la llaga al afirmar que los programas de formación
docente no dan los resultados esperados por, entre otras causas,
la inadecuada formación de los formadores, asesores o
capacitadores. Desentrañan los prejuicios y creencias
erróneas existentes sobre la formación necesaria para
ser formador (como docente y como formador de docentes),
rebatiendo la común idea de que cualquier especialista en un
capo, área, materia, por el hecho de serlo se encuentra
capacitado para formar en este sentido. Y sacan a la palestra
definitivamente la trascendencia de la adecuada formación
del formador.
También en este alegato denuncian las consecuencias de la
creciente distancia entre las ofertas formativas y las
necesidades reales y sentidas por los docentes y cómo se
traduce esto en un distanciamiento empobrecedor y excluyente
entre la teoría pedagógica y el saber práctico del
profesorado. Entre los formadores y los prácticos, entre la
mejora con sentido y la realidad, entre la mejora diseminada y la
conquistada con adecuados apoyos...
Delimitan la función, rol y finalidad del formador y
cómo debe actuar en el caso particular de la formación
de docentes, de acuerdo con los conocimientos actuales sobre
formación, educación de adultos y la definición de
los profesionales pretendidos. Y van desgranando su discurso,
preñado de matices y sugerencias, desde la propia
delimitación conceptual hasta las últimas reflexiones
al cierre. Así, en el capítulo dos, tras delimitar
qué es formar, en qué escenarios personales y
contextuales se realiza y qué implicaciones comporta
también para la institución y comunidad, perfila las
dimensiones claves del profesional de la formación que se
necesita hoy y cómo debe abordarse su formación en este
sentido.
Seguidamente, a lo largo de tres capítulos, van
delimitando ámbitos, modelos y alternativas ilustradas desde
la teoría y la realidad que superen en cierto sentido las
lagunas observadas (como serían la familiarización,
etc.), desde las luces que se van abriendo. Se ocupan
primeramente de la formación inicial del profesorado
(posibilidades, modelos de prácticas y de colaboración
entre formadores, mentores y supervisores, etc.) e ilustra esta
posibilidad con el caso de los Programas de Formación de
Formadores para los Centros Regionales de Profesores de Uruguay.
A continuación, y desde el conocimiento de los procesos de
mentorización e inserción profesional del profesorado
novel (ilustrado por los estudios de la universidad de Sevilla en
este sentido) realizan un recorrido por el papel del formador en
este ámbito. Y terminan este bloque con un sustancial
capítulo cinco en el que pasan repaso al papel del formador
en la formación continua de los docentes. Para ello la
sitúan acertadamente en el contexto de los procesos de
cambio y cómo se entiende éste hoy en día, desde
los modelos de cambio planificado y las claves oportunas para la
puesta en práctica de programas de formación relevantes
(conscientes de los factores que los determinan y que han de
controlar, cuidando a quién sirven estos programas para no
vaciarlos o alejarlos de sus propósitos y de sus verdaderos
agentes de desarrollo y qué hacer el asesor en todo este
proceso). En este punto se detienen en una detenida
descripción de habilidades y competencias del formador para
incidir dentro de un modelo de formación centrada en la
escuela, para profundizar en las necesidades formativas que todo
implica. En este sentido se recogen las principales conclusiones
y resultados de la investigación sobre necesidades
formativas de los asesores de formación de Andalucía
dirigida por el profesor Marcelo.
Con este caldo de cultivo (las necesidades y realidades de los
formadores) y trazadas ya las grandes líneas
programáticas de acción, se adentran en los nuevos
escenarios emergentes en este ámbito profesional: de un
lado, las nuevas tecnologías y las redes de profesores, y de
otro, la formación de los formadores en el ámbito de la
formación profesional ocupacional. En el primer ámbito
se resumen las características, posibilidades y requisitos
de la teleformación y de la redes y su aplicación al
ámbito de la formación del profesorado. En el segundo,
se describen las competencias necesarias para ejercer como
formador en este campo y que contenidos formativos prácticos
y teóricos demandan estas competencias. Y, a modo de
síntesis de ambos se recoge la experiencia de la Red
Andaluza de Profesionales de la Formación.
Con todo ello se compone una obra de lectura ágil, bien
estructurada y en las justas proporciones para presentar el tema,
argumentarlo y abogar por la profesionalización de los
formadores, pero dejando otras pretensiones más
prácticas o epistemológicas para otras lecturas que
oportunamente se van induciendo. En síntesis, creo que este
trabajo constituye un interesante aporte para todos aquellos que
se interesan por la formación de los formadores.
Sobre los autores del libro
Dense Vaillant y Carlos
Marcelo
Dos investigadores e innovadores comprometidos con la mejora
de la educación desde su reflexión sobre los procesos
de desarrollo profesional de los docentes, en particular y de los
formadores en general. Ambos han realizado muy relevantes
aportaciones al campo y han estado atentos a cómo ha
evolucionado el pensamiento y la sociedad, y cómo incide
esto en la formación (contenidos, modalidades, enfoque).
Algunas de sus obras recientes son: del primero de ellos, Le
processus d’implantation d’une innovation: vers la
construction d’une intérpretation; Centros regionales
de Profesores, una apuesta al Uruguay del siglo XXI; y, del
segundo, E–learning, teleformación: diseño,
desarrollo e innovación de la formación a través
de Internet; Formación, empleo y nuevas
tecnologías; Formación del profesorado para el cambio
educativo; Asesoramiento curricular y organizativo en
Educación.
Sobre el autor de la reseña
Jesús
Domingo Segovia
Profesor de la Universidad de Granada (España), Doctor en
Pedagogía y experto en Asesoramiento Curricular, Profesional
e Institucional.
Reseñas Educativas/ Resenhas Educativas
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