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Latapí Sarre,
Pablo (2001). Tiempo Educativo Mexicano (Tomo VII).
México: Universidad Autónoma de
Aguascalientes.
270
páginas.
$10 (US) ISBN 968 5073 252.
Reseñado
por
Dr. José Luis
Ramírez Romero
8 de marzo de 2002
Resumen
Tiempo Educativo
Mexicano VII, es el
último de siete volúmenes del mismo título
donde se reúnen los artículos periodísticos
escritos por Pablo Latapí Sarré para el semanario
Mexicano Proceso de 1992 a 2000. Este séptimo
volumen es una colección de los artículos
publicados de mediados de 1999 a fines del 2000. En ellos se
abordan múltiples temas relacionados con la
problemática social, política, económica,
cultural, pero sobre todo, educativa de México, desde una
perspectiva crítica y profunda, que los convierten en algo
mucho más rico que una mera nota periodística, al
tiempo que mantienen de ella su frescura y actualidad.
Abstract
Tiempo Educativo
Mexicano VII (Mexican Educational Times VII),
is the last volume of a collection of
seven that gathers the articles written by Pablo Latapi Sarre
between 1992 and 2000 for the Mexican weekly magazine
Proceso. This seventh volume is a collection of the
articles published from mid 1999 to late 2000. The articles
included in this volume deal with multiple topics related to
social, political, economical, cultural, and, especially,
educational issues, from a critical and in depth perspective
which makes them more than a simple journalistic article without
losing the freshness and currency of a journalistic
piece.
Dolor Y
Esperanza En Los Tiempos Educativos Mexicanos
Este es el
séptimo, y en palabras del propio autor, quizás
último volumen de una recopilación de los
artículos que el Dr. Pablo Latapí Sarré, uno
de los principales pilares e impulsores de la
investigación educativa en México y ex–asesor
del Secretario de Educación Pública de
México durante el sexenio del presidente Ernesto Zedillo1,
escribió en el semanario Mexicano “Proceso”
durante más de 8 años. En este volumen, que agrupa
a 60 artículos escritos entre 1999 y 2000, el doctor
Latapí, aborda de manera valiente temas claves para
entender el actual Tiempo Educativo Mexicano y el contexto
donde tal tiempo tiene lugar.
De acuerdo
al autor, "la temática de este volumen coincide
sustancialmente con la de los anteriores; son semejantes por
tanto los apartados en que se agrupa el contenido, lo que
confiere al conjunto de estos ensayos su relativa unidad"
(p.9). Tales apartados son Política Educativa,
donde revisa y analiza de manera aguda aspectos medulares de la
política educativa del gobierno de México y las
posturas de los entonces candidatos a la presidencia del
país; Magisterio y Calidad de la Educación,
donde reflexiona sobre diversos puntos relacionados con la
calidad de la educación en México, entre ellos el
papel de los maestros y del SNTE (Sindicato Nacional de
trabajadores de la Educación) y el conflicto en la
Universidad Nacional Autónoma de México;
Horizontes Internacionales, donde alude a los aprendizajes
del futuro, la globalización, las posturas de la OCDE
(Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico), y al pronunciamiento latinoamericano sobre el
Foro Mundial de Educación realizado en Dakar, Senegal;
Valores y Educación Cívica, donde reflexiona
sobre varios temas asociados a dicho binomio que van desde el
papel del Civismo en los tiempos de crisis, hasta la verdad
religiosa y la exclusión;y finalmente, el apartado
titulado La Nación, Chiapas, Iglesia, donde alude
al país del presidente, a la lacidad escolar, a
Chiapas...e incluye hasta una carta profundamente cuestionadora
al nuevo Nuncio papal enviado a México.
En Tiempo Educativo
Mexicano VII ningún asunto de importancia para los
interesados en la educación en México escapa al
escrupuloso análisis de Latapí: la visión
futura de los jóvenes, la enseñanza de la historia,
los valores y el civismo, el conflicto de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), las computadoras en la
educación, el Congreso Nacional de Investigación
Educativa, la OCDE, los libros de texto, y el futuro de la
educación, por citar algunos.
Sin embargo, no
sólo lo educativo es objeto de sus análisis y
reflexiones. La gama de asuntos que le preocupa es variada y
diversa, como lo son la educación Mexicana y su contexto.
Así, aborda también temas como las elecciones en
México, los efectos de la globalización, las
frustraciones Latinoamericanas, los candidatos a la presidencia
de México y los valores, los problemas de México
(corrupción, impunidad, conflicto Chiapaneco, Fobaproa2, pobreza,
desconfianza, etc.), el comportamiento acomodaticio de los
partidos políticos, el papel de la religión, la
laicidad escolar, la Iglesia indígena de don Samuel3, los
zapatistas4...la Navidad!
Dentro de su
sólido señalamiento de los errores del sistema
político Mexicano, que sin duda son muchos, tales como la
autocomplacencia y la superficialidad, la falta de compromiso, el
torpe manejo del conflicto de Chiapas, y la insensibilidad social
de la clase gobernante, destaca sin embargo los aciertos como son
el Programa Nacional para la Actualización Permanente de
los Maestros de Educación Básica en Servicio
(PRONAP), y el Programa Nacional para el Fortalecimiento de la
Lectura y Escritura en la Educación
Pública.
Le duele (y tiene la
capacidad de hacernos compartir su dolor) México, la
quiebra nacional, la pobreza, la injusticia, la desigualdad, el
rezago educativo, la corrupción e ingobernabilidad, la
desconfianza que anida en todas las miradas, el fanatismo, la
incomprensión, los prejuicios, la intolerancia, la
perversión economicista de los gobiernos neoliberales, el
oportunismo, la intolerancia religiosa, el fundamentalismo, la
exclusión, y la matanza de Acteal, entre muchos otros
asuntos.
Ante los problemas
propone construir la tolerancia; colocar al próximo
como fundamento de toda obligación moral; rebelarnos
ante la injusticia; ser fieles, solidarios, compasivos, justos,
equitativos, generosos, y llenos de esperanza. Invita a la
empatía con el otro (inclusive con el que piensa
diferente); a la promoción de un modelo de pensamiento
multidimensional; a la reflexión crítica y honesta;
a la tolerancia política; al disfrute de la cultura; al
respeto del medio ambiente; a la convivencia armoniosa; a la
confianza recíproca; y a luchar por la igualdad y la
dignidad. Nos convoca a experimentar asombros y
esperanzas; a abrirnos a nuevos conocimientos; a ahondar en
la conciencia de lo que somos y podemos ser; y, a crear un mundo
más amable, más seguro, estimulante, generoso y
justo en el que pueda darse el encuentro con los demás
en relación de confianza y de respeto, y en el que se
construyan con entusiasmo los destinos personales y un proyecto
de nación convincente y solidario.
Invita finalmente a no
dejarnos avasallar por las tendencias uniformadoras de la
globalización, a asumir una actitud crítica ante el
fuerte sesgo economicista y el peso desmedido de lo
administrativo como componente fundamental de la reforma
educativa.
Si bien hay momentos de
pesimismo – como cuando habla de las frustraciones
Latinoamérica sobre todo en relación a las
expectativas de cambio en educación o cuando con
desencanto describe el año en que se perdió la
confianza (1999) – en la tónica general de su
trabajo y en el cierre de sus escritos invariablemente deja
colarse un destello de esperanza haciendo suya la frase
que reza: esperamos contra toda esperanza, creemos contra toda
evidencia, damos luz, aunque todo sea tinieblas.
Confía en los
maestros y en su trabajo cotidiano (que no en su sindicato al
cual critica duramente); en los alumnos y alumnas (ciudadanos del
futuro de quienes espera hagan lo que nosotros no supimos hacer);
en el prójimo (los otros todos que nosotros somos,
citando a Octavio Paz5); en los poetas (quienes según
él tienen el don de explorar dimensiones ocultas de la
realidad y de intuir lo que los demás no vemos).
Confía también en los educadores,
filósofos, políticos, periodistas, y ciudadanos
preocupados por fortalecer una ética colectiva basada en
el prójimo. Cree en la dignidad de toda persona. Cree
que todo ser humano es pregunta no contestada y proyecto
aún no cabalmente resuelto.
Profundo creyente, no
oculta su postura religiosa, sin por ello negar o desvalorar la
de otros o caer en exclusiones y fundamentalismos. Para
él, el auténtico sentido religioso es
extroverso, es desprendimiento y despojo de sí mismo,
busca al otro, es generosidad y gratuidad que refleja la
gratuidad de Dios. Es un Cristiano aún capaz de
asombrarse, de vivir los pequeños milagros cotidianos
sin pretender tener respuestas absolutas y de reconocerse
necesitado de salvación. Su obra, reflejo de su ser, es no
sólo profundamente humanista, sino también
profundamente cristiana, donde el cristianismo es leído
desde la lógica de la gracia (entendida como gozo), del
compromiso con el otro y con el Otro.
Llama la atención
su sentido de la autocrítica (se divierte
burlándose de su propia “sabiduría”),
la profundidad de sus análisis, su compasión por
los menos favorecidos, la esperanza en un mañana mejor, y
su fe en los demás.
Con prosa
ligera y agradable, pero con ideas profundas y provocadoras; con
argumentos concisos y fundamentados; con datos y referencias;
pero sobre todo con una profunda libertad y compromiso con los
más pobres y desprotegidos, con solidaridad,
compasión, responsabilidad ética, integridad,
honestidad, congruencia, y conciencia limpia (valores que
él a su vez atribuye a Saramago y a don Samuel),
Latapí nos sensibiliza, conmueve, convence, e incita a
actuar y a construir un México, una Latinoamérica,
un mundo mejor.
Profeta de nuestro
tiempo, clama (y reclama) en el desierto de nuestro virtualizado
mundo actual, que en la vulnerabilidad del otro se juega la
suerte de la mía, que en su destino va el mío y en
su salvación la de todos. Profeta que no puede ser
acusado de ser neutral contra nadie –parafraseando
una cita de Mark Twain que él mismo utiliza para describir
a don Samuel-, Latapí es alguien que cuestiona,
problematiza, incomoda. Es un inconforme y alguien que invita a
la reflexión, al diálogo, al abandono de posiciones
dogmáticas. Es un soñador que convoca a la
generación e impulso de nuevas utopías, no
sólo posibles y viables, sino urgentemente necesarias en
un mundo que saturado de globalización, neoliberalismo,
y realismo, se ha olvidado de soñar, de imaginar, y de
construir un escenario distinto más justo, más
humano, más fraterno.
Leerlo le llena a uno de
indignación y rebeldía ante las posturas oficiales,
especialmente las relacionadas con nuestros pueblos
indígenas.
Leerlo le hace a uno
anhelar ser parte de esos jóvenes inconformes de
México que buscan verdades y banderas a quienes
dedicó el quinto de sus volúmenes…aunque a
algunos de nosotros la juventud, como diría Sabines6, nos
llegue ya sólo por contagio.
Leerlo le recuerda a uno
las ganas de ser bueno—que alguna vez tuvo—y le deja
con las ganas de esta vez sí serlo; y con la
sensación de que sí se puede y se debe, intentar
cambiar, no sólo al entorno sino también a uno
mismo.
A leerlo,
pues!
Notes
1El Dr.
Latapí renunció a dicho puesto antes de concluir el
sexenio por congruencia personal a raíz de la matanza de
campesinos indígenas en Acteal, Chiapas en diciembre de
1997, acción si no provocada, al menos posibilitada por
“omisión” por el régimen en
turno.
2Fondo
establecido por el gobierno de México para el
“rescate” de la banca Mexicana.
3Apodo
cariñoso con el cual es reconocido el obispo
católico Mexicano Samuel Ruiz, destacado defensor de los
derechos de los índigenas, y quien por muchos años
desempeñase dicho cargo en el estado de Chiapas
(México).
4Denominación con la cual se autonombran y son
reconocidos los miembros y simpatizantes del Ejercito Zapatista
de Liberación Nacional, en honor de Emiliano Zapata,
revolucionario mexicano de principios del siglo XX.
5Poeta y
ensayista Mexicano. Premio Nobel de Literatura.
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