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Torres, Jurjo (2001). Educación en tiempos de neoliberalismo. Madrid: Morata.248 pp. ISBN 84-7112-459-9
Reseñado por Ingrid Sverdlick31 de agosto de 2002Desanudar desde adentro y desde afuera las ataduras del pensamiento único. Recuperar el valor de la utopía como motor de transformación. Resistir los avances del neoliberalismo con la convicción de que la educación tiene bastante que decir y hacer en ese sentido. Situarnos en el espacio de la posibilidad acompañados con el lenguaje de la crítica. Esto es lo que Jurjo Torres ofrece al lector en su texto. Educación en tiempos de neoliberalismo es una denuncia, un análisis crítico y una propuesta estimulante. En su denuncia, el autor afirma que los modelos neoliberales, de la mano de las ideologías conservadoras, están condicionando los modos de pensar, conformando un sentido común que legitima materiales y maquinarias de poder. Es un sentido común que se asienta en la ilusión de una promesa y en la "imposibilidad de buscar alternativas", como si este fuera el único o mejor modelo posible. De una manera original e interesante Jurjo Torres va desentrañando cómo la lógica hegemónica de un mercado capitalista "sin trabas" está dando lugar a la construcción de un ser humano fragmentado y alienado que se puede explicar con dos modelos de conducta: el homo sociológicus y el homo economicus (pág. 23). En el primero, las normas y valores que gobiernan al individuo están internalizadas y no sometidos a crítica ni reflexión. En el segundo, se trata de un modelo que busca el provecho individual, de los intereses privados. Ambos modelos aceptan las reglas sociales existente y se acomodan a ellas. Suponen el triunfo del individualismo y aspiran a la reproducción de las relación sociales. En su crítica, se sitúa desde diferentes planos convergentes. Desnuda las propias contradicciones del modelo neoliberal y la tensión ideológica entre el conservadurismo y el neoliberalismo. Expone los argumentos académicos / científicos, las políticas de intervención y los discursos que se difunden a través de los medios, contribuyendo a la construcción del "sentido común". Ubica la problemática de la educación y las concepciones que sobre ella se pretenden difundir en el entramado de una lógica prioritariamente economicista. Analiza las diversas estrategias de mercantilización de la educación que abarcan el abanico político, discursivo y social. De todo esto, quizás lo que resulta singular es la forma en que Jurjo Torres lee a través de los textos, de las regulaciones políticas y de los medios de comunicación, el despliegue argumentativo del neoliberalismo y lo utiliza en su análisis del campo educativo, tanto para dejar al descubierto sus contradicciones internas como para hacer una crítica ideológica mostrando que otras lógicas son posibles en un mundo que no está predestinado. En su propuesta, considera que las instituciones escolares continúan siendo lugares privilegiados para la formación cultural de la ciudadanía. Aún reconociendo su carácter reproductor sostiene que allí es posible aprovechar las herramientas culturales para un pensamiento reflexivo y crítico. Que allí es posible generar el espacio de formación de personas comprometidas con la lucha contra las injusticias. Es desde esta consideración que se anima a sugerir líneas de acción para una educación antidiscriminación: 1. el alumnado necesita examinar cuestiones controvertidas investigando, dialogando en forma abierta y 2. un proyecto curricular antidiscriminación debe explicitar cómo el mundo social está atravesado por visiones, ideologías y valores (págs. 211—214). Denuncia, crítica y posibilidad se entrecruzan en los ocho capítulos del libro. Es un trabajo denso por la cantidad de cosas de las que habla, la variedad de fuentes bibliográficas y de normativas legislativas que utiliza; hilvanado con habilidad en una trama que mantiene sus ejes argumentales. Un análisis de las transformaciones del mundo productivo, de la evolución de las comunicaciones, del desarrollo de las nuevas tecnologías de la información, de la reestructuración del capitalismo, tomando como punto de partida el trabajo de Manuel Castells, le sirve a Jurjo Torres como marco o contexto de interpretación de la actual problemática educativa, de la función de la escuela en la sociedad, de los discursos y las políticas de intervención. En la discusión economicista, que involucra los conceptos de desarrollo, libertad y mercado, se basa en las ideas de Amartya Sen, quien propone concebir el desarrollo como un proceso de expansión de las libertades humanas. El autor busca desenmascarar las fantasías que se "venden" a la ciudadanía del mejor mundo posible, señalando una profunda "falla geológica" ubicada en las desigualdades económicas. Esgrime como argumento de peso la necesidad de garantizar ciertas libertades como condición insoslayable para participar en "la libertad de mercado". Estas libertades: la política, la existencia de oportunidades para todos de participar en la producción, distribución y consumo de bienes, el acceso a un sistema educativo y sanitario de calidad, las garantías de transparencia y la seguridad de contar con una protección social, son los fines del desarrollo pero, al mismo tiempo, son los medios que lo posibilitan. Denuncia las estrategias que se utilizan desde el poder para generar una inclinación en la ciudadanía que permita introducir las reformas "funcionales" a la ideología hegemónica. El mecanismo habitual de culpabilizar a la escuela y responsabilizarla por los fracasos, por los males de la sociedad utilizado en los momentos de crisis económicas y sociales, está hoy a la orden del día. Con este mecanismo parece fácil justificar las reformas de los sistemas educativos de modo que se acomoden a las nuevas necesidades de la economía y la producción. Dentro de la lógica neoliberal, el sistema educativo es visto como un espacio privilegiado para la construcción de las nuevas subjetividades y por ello puede desempeñar un importante papel en la actual reestructuración del capitalismo. Se pretende que las nuevas subjetividades interpreten a la institución escolar como un recurso para obtener beneficios privados (para enriquecerse en el plano individual); en una orientación hacia la idea de "futuro profesional". En una disputa por el espacio discursivo, la ideología conservadora apela al "pánico moral", la escuela es acusada del declive moral y cultural. Este punto de vista sostiene la necesidad de volver a la tradición, a la transmisión de las pautas y valores autoritarios (enseñar a obedecer, respetar las jerarquías, etc.); en una clara orientación hacia el pasado. Es así que el discurso mercantil sobre la educación se asimila en la ciudadanía, tanto por los argumentos privatistas que sostienen la ineficiencia del estado, como por la insistencia de que es la familia que elige en libertad ("libertad de mercado") porque sabe lo que le conviene a los niños. Las políticas neoliberales reducen la sociedad a servicios y productos de consumo que los ciudadanos y ciudadanas pueden adquirir en función de sus recursos. La perspectiva con la que se analiza, se juzga, está teñida por el utilitarismo, por la racionalidad económica. Se mercantiliza la vida cotidiana. La privatización de los servicios públicos comienza a aceptarse dentro de la lógica de "la eficiencia". Lo que aparece con claridad en estas argumentaciones es el giro conceptual sobre el carácter de la educación. De una concepción de la educación como proyecto político y social se produce un viraje hacia la consideración de la misma como un proyecto individual y personal, se privatiza la responsabilidad educativa. En forma complementaria, se vira de una idea de educación como espacio público, espacio de derecho de toda la ciudadanía, hacia su reducción a mercancía, a concebirla como un bien de consumo. En los capítulos II, III, IV y V, Jurjo Torres, hace un meticuloso análisis de la mercantilización del sistema educativo a partir de considerar cuatro líneas de acción características de dicho proceso (pág. 41): la descentralización, la privatización, el favorecimiento del credencialismo y la excelencia competitiva y la naturalización de lo individual recurriendo al innatismo. El autor nos muestra como la descentralización obedece a dos dinámicas enfrentadas: la lucha de posiciones ideológicas progresistas para que la ciudadanía se implique más directamente y las demandas de que sea el mercado el principal mecanismo de regulación social. La oposición de perspectivas que, en apariencia reivindican estrategias de intervención educativa similares es desenmascarado a lo largo de todo el texto. Se explícita que una de las habilidades de los grupos de poder es justamente la de utilizar los significantes elaborados por otros movimientos y distorsionarle su significado. De este modo, tanto por la confusión, como por la apropiación resignificada de los conceptos, se frena la capacidad de movilización social de los discursos más progresistas. Jurjo Torres observa este proceso de descentralización desde sus paradojas. Mientras existe un crecimiento de medidas hacia una mayor autonomía administrativa y de gestión, se disimulan medidas de mayor centralización curricular, de control de contenidos, de procedimientos y de valores que deben ser promovidos. Medidas que se aprecian en los currícula nacionales obligatorios, con la alta inspección del Estado, los Institutos de Evaluación, la elaboración de estándares para las disciplinas curriculares, los programas de formación y actualización del profesorado y el control de los recursos didácticos, en especial de los libros de texto. Del mismo modo, las políticas de desregulación van a ser el resultado de diversas líneas discursivas no siempre coherentes entre si: la del profesional autónomo, reflexivo (Schôn, D.), o el investigador (Stenhouse, L.) y también la de quienes subrayan las dimensiones relativistas de todo el conocimiento humano, negando la posibilidad de construir un proyecto de desarrollo humano que pueda integrar a todos los pueblos. En su denuncia, el autor dirá que para asumir la autonomía se requieren ciertas condiciones: la formación, la libertad para ejercerla (sin temor a la pérdida del empleo), y condiciones laborales adecuadas en relación con el tiempo y los espacios disponibles. Por ello, también crítica a la colegialidad competitiva (otra estrategia de descentralización) en tanto que se trata de fomentar el trabajo en equipo pensando la autonomía sólo referida a delegar las responsabilidades en el profesorado. La competitividad, que tensiona a la colegialidad, será el motor del colectivo en busca de "calidad y excelencia". En los términos de la producción, "...La coacción que antes ejercían agentes externos de control se interioriza cual "super yo" e incluso se trata de convencer a los empleados y empleadas de que ahora tienen mayor autonomía y responsabilidad. Se les hace ver la necesidad de establecer mediadas objetivas de calidad y, de una manera más disimulada, contando conuna mayor aquiescencia de éstos, se vuelve a los modos de producción en función de objetivos visibles y cuantificables..." (pág. 69) Desde este marco analiza las nuevas funciones de la dirección de los centros, que se erigen como uno de los pilares de la transformación de las instituciones escolares en empresas. En efecto, cuando el espacio público comienza a operar con una lógica privada, las formas de organización jerárquicas pasan a considerarse como las más eficientes. Se desplaza la perspectiva, desde las necesidades del alumnado hacia las de la institución. Los nuevos gerentes se ocuparán de reducir gastos, se hará hincapié en las relaciones públicas y se planificará el currículum con las prioridades puestas en las necesidades del mundo empresarial (mercantilización del currículum) Un importante espacio dedica el autor a la problemática de la libre elección de centros. Es un planteo en el cual tensiona las ideas de libertad e igualdad. Advierte sobre cómo el principio de igualdad de oportunidades va quedando aplastado en la libre elección de centros. En tanto no hay iguales condiciones para elegir, no hay libre elección y la brecha entre escuelas para ricos y escuelas para pobres se abre cada vez más. Señala en forma contundente cómo, a pesar de lo que establecen las políticas de libre elección, los grupos sociales más marginados y la población inmigrante pobre acaba confinada en centros casi exclusivamente para ellos. Dice en forma clara: "Las políticas de libertad de elección llevan a redirigir los asuntos públicos para convertirlos en decisiones privadas. Estamos ante una manera de privatizar las responsabilidades sociales..." (pág. 98) La lógica de la privatización de las instituciones escolares se entiende en un contexto de desaparición del Estado de bienestar, de cambios en los procesos productivos y en los valores que se sustentan desde las posiciones más conservadoras. La eficiencia de lo privado frente a lo público es el argumento para privatizar el sistema educativo, en donde la eficiencia implica el concepto mercantilista de medición de logros (de producto). En la problematización de lo público vs. lo privado, Jurjo Torres advierte que el fracaso de la red escolar pública es una construcción social, una fabricación fruto de una serie de instrumentos y medidas establecidas de manera sesgada. Es decir, se trata de confirmar "la muerte anunciada" y el instrumento privilegiado para ello es la evaluación entendida como un control de producto (tests, estándares) y luego la difusión mediática. En el mismo sentido, pero ahora orientado a los individuos argumenta que el volumen de información que llega desde diferentes medios de comunicación de masas lleva a los consumidores a interpretar lo que acontece. Los medios "filtran las realidades", son "realidades construidas". En estas realidades construidas se recurre a estrategias de "naturalización" de las situaciones de injusticia. En el ámbito de lo escolar la unidad de análisis pasa a ser la persona individualmente y el discurso tratará de trasladar los problemas disciplinares, del éxito o fracaso a cuestiones personales (familiares, individuales) En los últimos capítulos Jurjo Torres se introduce en el interior de los centros para ofrecer una mirada sobre los efectos de la mercantilización en el currículum y las resistencias que se generan; para señalar la incompatibilidad de los rasgos ideosincráticos del mercado en relación con la naturaleza de la educación como actividad, y finalmente, para recuperar la idea de las escuelas como instituciones políticas en donde las profesoras y profesores son agentes políticos. Al llegar al final del libro redescubrimos la potencialidad transformadora de la educación. "...Comprometerse con una concepción de la educación auténticamente liberadora y optimista conlleva la necesidad de dotar a la sociedad de mayores poderes, algo que tiene que contemplarse dentro de un proyecto político de reforzar la democracia. Para ello es importante facilitar muchos más medios a ciudadanos y ciudadanas para formarse y de esta manera poder hacer frente a las manipulaciones que aquellos colectivos económicos con mayor poder tratan de llevar a cabo para reproducir las condiciones actuales que les están permitiendo incrementar de manera vertiginosa sus riquezas y privilegios..." (pág. 246) Así, tal como lo recuerda Jurjo Torres a lo largo de su texto, no hay que olvidar que defender la libertad de los seres humanos conlleva crear condiciones para ejercerla. Sobre el autor del libroJurjo Torres SantoméCatedrático de Didáctica y Organización Escolar Universidad de La Coruña, España Sobre la autora de la reseñaIngrid SverdlickProfesora del Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata—Argentina. Investigadora del Proyecto de Investigación "Reformas Educativas y nueva ciudadanía"—UNER/Argentina. Coordina el proyecto de autoevaluación institucional—Dirección de Investigación/Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Email: bucarelli@ciudad.com.ar. Areas de interés: Reformas educativas, Gestión Escolar, Ciudadanía, Evaluación Institucional. Reseñas Educativas/ Resenhas Educativas publica reseñas de libros sobre educación, cubriendo tanto trabajos académicos como practicas educativas. Todas las informaciones son evaluadas por los editores: Editor para Español y Portugués Gustavo E. Fischman Arizona State University Editor General (inglés) Gene V Glass Arizona State University Reseñas Educativas es firmante de la Budapest Open Access Initiative. |
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