martes, 25 de marzo de 2025

Batallán, Graciela y Varas, René. (2002). Regalones, maldadosos, hiperkinéticos. Categorías sociales en busca de sentido. La educación de los niños y niñas de cuatro años que viven en la pobreza urbana. Reseñado por Ana Padawer

Reseñas Educativas/Education Review

 

Batallán, Graciela y Varas, René. (2002). Regalones, maldadosos, hiperkinéticos. Categorías sociales en busca de sentido. La educación de los niños y niñas de cuatro años que viven en la pobreza urbana. Santiago de Chile: LOM Ediciones & PIIE

Pp. 137
ISBN 956-282-424-1

Reseñado por Ana Padawer
Universidad de Buenos Aires

10 de julio de 2003

Resumen

Este libro refiere a una investigación formulada para conocer la demanda social y la respuesta educativa a la escolarización de niños de cuatro años de sectores pobres en Chile. A solicitud de las autoridades y desde una perspectiva crítica, los autores pudieron discutir teorizaciones que se expresan en el sentido común, pero también en diagnósticos socioeducativos o subyaciendo en la construcción de cuestionarios. El trabajo realiza una crítica a instrumentos vigentes para la medición de la pobreza, y también debate conceptualmente con estudios que atribuían a los sectores pobres una supuesta resistencia a la escolarización temprana debido a la vigencia de “pautas culturales tradicionales”.

Los autores describen la vida de estos niños y establecen diferencias en las concepciones de infancia, a través de relatos de vida de las madres. En ellos se evidencian transformaciones en la organización doméstica, en el sentido atribuido a la escolarización y la socialización familiar, en los patrones de autoridad en razón de género. La noción de infancia se construye en oposición a las experiencias traumáticas que vivieron, y también por rasgos que las madres atribuyen a los niños de la actualidad: les reconocen un desarrollo precoz y valoran positivamente su capacidad de comprensión y entendimiento. Las categorías negativas que les atribuyen expresan sus dificultades para establecer una labor formadora y de regulación de los comportamientos de sus hijos; sobre ellas se articulan sus expectativas respecto de la escuela.

Respuestas desde la investigación a interrogantes de la política educativa

Este libro de Graciela Batallán y René Varas refiere a un estudio realizado entre 1998 y 1999, encomendado por el Ministerio de Educación de Chile a un equipo del Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educación, del mismo país. El objetivo de la investigación fue conocer la demanda social y la respuesta educativa a la escolarización de niños de cuatro años de sectores pobres. Si bien las áreas especializadas de la administración educativa reconocían la importancia de la estimulación temprana de los niños en términos afectivos y cognoscitivos, los diagnósticos de que disponían habían establecido (fundamentalmente a partir de información estadística) la vigencia de “pautas culturales tradicionales” en el país y particularmente arraigadas entre los sectores pobres, manifestadas en una resistencia socialmente extendida a la escolarización temprana.

Como recuerdan los autores, la atribución a las familias pobres de “pautas tradicionales de vida”, es tributaria de la teoría estructural funcionalista y su construcción conceptual de un continuum folk.-urbano, tal como fuera expresada por Robert Redfield, George Foster y Talcott Parsons. Allí se establece que los patrones rurales de comportamiento -conservadores y tradicionales-, instituyen una división familiar del trabajo donde el padre es responsable de la subsistencia material mientras la madre se ocupa de los niños y el hogar. Las causas “culturales” que explicarían la negativa de enviar a los niños al jardín de infantes por considerarlos de corta edad, estarían dadas de acuerdo a esta teorización por una aceptación acrítica de las familias de determinada organización doméstica que ha permanecido en el tiempo. Estas definiciones provienen de un concepto sobredeterminante y omniabarcativo de cultura, que conduce al establecimiento de formas estereotipadas de comprender, en este caso, los contextos de pobreza urbana (Batallán y Varas: 2002: pág. 8-10).

La “cultura” atribuida a la pobreza, de este modo, resulta de una analogía entre las carencias materiales de los sujetos y una falta de atributos cognoscitivos y morales. El estudio de Batallán y Varas, por el contrario, muestra una heterogeneidad de prácticas vinculadas a un conjunto de situaciones y condicionantes de la situación de pobreza urbana, tales como la composición y dinámica familiar, los usos del tiempo y del espacio, diferentes situaciones de empleo y salud, niveles de instrucción de los adultos, y particularmente concepciones y orientaciones de valor sobre la infancia y la educación de los hijos que los adultos tensionan con sus experiencias de la niñez

En su interrogación acerca de la demanda de las familias, no sólo se discute conceptualmente la existencia de estos “patrones culturales tradicionales” que predispondrían negativamente hacia la escolarización, sino que además se pudo establecer cómo intervienen en el seno de las familias y en relación con la escuela las transformaciones ocurridas en las últimas décadas respecto de patrones patriarcales de autoridad y crianza de los niños. Los cuestionamientos de los padres y madres respecto a la educación que pueden otorgar en el ámbito doméstico y sus expectativas respecto de la escuela, no eluden los juicios adversos hacia modos institucionales de trato a los niños que conocen por experiencias indirectas o directas, ni tampoco las limitaciones o dificultades que se les presentan en los hogares.

El aporte de esta investigación proviene del cuestionamiento que, desde una ciencia social crítica, es posible efectuar a ciertas teorizaciones que se expresan en el sentido común a través de las posiciones sostenidas por los sujetos, pero también en diagnósticos socioeducativos o subyaciendo en la construcción de cuestionarios. En este punto el trabajo se detiene en una discusión de aspectos metodológicos respecto de la Encuesta Nacional de Caracterización Socioeconómica (CASEN) y otros instrumentos de medición de la pobreza, así como en un debate conceptual con estudios previos.

Apuntes metodológicos

Desde el punto de vista metodológico, un aporte muy interesante de esta investigación consiste en la articulación de estrategias mediante un trabajo de campo en la tradición de la antropología sociocultural y la sociología comprensivista, que se inicia con un estudio intensivo (cualitativo), a partir del cual se establecen relaciones que luego son fundamento para un diseño extensivo (cuantitativo) a escala nacional.

Así se diseñó como primer etapa una aproximación a las escuelas, combinándose el tipo de dependencia, el índice de vulnerabilidad y la existencia o no del servicio educativo para la elección de las mismas. Se seleccionaron 18 establecimientos de la Región Metropolitana, en los que se indagó la predisposición de los agentes educacionales respecto del servicio en función de la historia local, el proyecto pedagógico de la escuela, la calidad y disposición de infraestructura, condiciones de trabajo y formación docente y diagnóstico de los docentes respecto de las necesidades educativas de los niños en su población.

A partir de allí se abordó en la predisposición de los padres a enviar a los niños al prekinder (o primer nivel de transición, en Chile) en relación con aspectos condicionantes tales como su situación socioeconómica y laboral, su experiencia de infancia en cuanto a modelos y pautas de crianza, expectativas o proyección social o económica que los progenitores atribuyen a la educación temprana, lugar del niño en la estructura familiar, consideraciones de los mayores respecto de la influencia del contexto social, entre otras. En el contraste entre las categorías en uso por los adultos (familiares y agentes escolares) respecto de la infancia y las descripciones de las rutinas establecidas para la vida de los niños, se lograron definir las concepciones de infancia y aprendizaje actualmente aceptadas.

En la segunda etapa de investigación, se realizó un muestreo probabilístico a nivel nacional de 1124 casos, constituido por familias pobres o indigentes, con niños de tres y cuatro años que no asisten a ningún tipo de establecimiento educacional. Estas familias fueron entrevistadas con el propósito de medir la magnitud de las variables y relaciones que intervienen en la predisposición de enviar a los niños al prekinder, que ya habían sido establecidas en la primer etapa.

Asimismo se efectuó un abordaje metodológico biográfico para vincular la subjetividad de los individuos y el contexto social de su experiencia: en función de las estructura y dinámica familiar como distinciones relevantes, se seleccionaron 6 grupos domésticos diversos con niños y niñas de tres o cuatro años de edad que no asistieran a servicios educativos, seleccionándose en cada uno de ellos un adulto a entrevistar. En los relatos de vida que se presentan en el libro, las madres refirieron no sólo a sus condicionantes económicos y laborales en su incidencia en la vida cotidiana de los niños, sino que también se indagó en la intencionalidad de las prácticas de crianza en relación con sus propias experiencias. También se profundizó en la dinámica familiar en función de la predisposición a la educación formal, especialmente las relaciones de género al interior de la familia, las situaciones laborales y la religiosidad.

¿Por qué regalones, maldadosos o hiperkinéticos?

Lo primero que el estudio aporta es el reconocimiento de una demanda no satisfecha y calificada respecto del prekinder. Esto permite cuestionar las características y condiciones de funcionamiento de los servicios, ante las heterogéneas necesidades de la población en la que se pretende focalizar el servicio, permitiendo explicar la sobredemanda de vacantes en grupos de pobreza crónica, y una ausencia de demanda cuando se detecta la inadecuación del servicio que proporcionan las instituciones en estos contextos de exclusión creciente.

Esta demanda calificada se vincula no sólo con las expectativas familiares respecto de la escuela, sino con las atribuciones que se dan a sí mismos respecto de la crianza de los niños. Los autores establecen, por ejemplo, que la inculcación de hábitos de higiene, que ocupa un lugar importante en la educación parvularia, es paradójicamente uno de los ámbitos donde se concentra la acción formadora de las familias, conjuntamente con el desarrollo del lenguaje, (principalmente oral pero también escrito). Es interesante como las familias reconocen a la segunda actividad como una tarea potencialmente complementaria para los dos ámbitos, mientras que la primera no lo es. Esto puede interpretarse como un concepto más estrecho de enseñanza por parte de las familias, pero a la vez como un reclamo por una enseñanza de calidad. Por otra parte, si las familias realizan acciones educativas tradicionalmente escolares como la iniciación en la lectoescritura o el cálculo, pareciera que como contracara reclaman un apoyo de la escuela para regular las conductas en el hogar, a partir de los dilemas que les plantean las transformaciones en los patrones de autoridad actualmente vigentes.

Desde el punto de vista de los agentes escolares, el estudio señala que existe una predisposición generalizada hacia el mantenimiento o apertura de este servicio educativo. Las razones se vinculan tanto a un ideario de escuela pública como lugar de participación y formación democrática de padres y niños, como a la necesidad de mantenimiento de la matrícula escolar que por las regulaciones en el país se relaciona directamente con el financiamiento que recibe cada institución. A perspectivas que enfatizan la importancia de la educación temprana para resolver problemáticas sociales, se articulan razones que enfatizan el aporte en la formación de hábitos y entrenamiento psicomotriz que aseguran el éxito escolar.

Batallán y Varas presentan información relevante respecto de cómo es la vida de los niños que viven en condiciones de pobreza urbana, donde la precariedad y deterioro de las viviendas son características comunes, y el equipamiento doméstico elemental. Pese a que los niños de hoy experimentan condiciones de vida similares a las de sus madres, el estudio les permite establecer notorias diferencias en el trato y las concepciones de infancia, tanto cuando los progenitores son jóvenes como cuando son de mayor edad. En la infancia de las madres, que los relatos de vida retratan con precisión e intensidad, la duración de la niñez se restringe a la etapa más dependiente y frágil: rápidamente se responsabilizaban de tareas hogareñas y actividades agrícolas o trabajo urbano al lado de sus padres. La escasa significatividad de la escolarización, la transmisión de valores y saberes en el ámbito familiar y el retiro de los niños de la escuela ante la necesidad de su fuerza de trabajo, se presentan en los relatos como sufrimientos que intentan evitar para sus hijos con prácticas y expectativas radicalmente diferentes a las que ellas experimentaron. El patrón de autoridad masculina en el hogar, a veces articulado con el ejercicio de la violencia, permiten explicar la protección y el cuidado de los niños de corta edad que se presenta como un argumento central para justificar el apego de las madres a los niños.

La noción de infancia no sólo de construye a partir de la evitación de las experiencias traumáticas infantiles, sino también por los rasgos que las madres atribuyen a los niños de la actualidad: se les reconoce un desarrollo precoz y se valora positivamente la capacidad de comprensión y entendimiento. En la construcción de un nuevo patrón de autoridad que efectúan Batallán y Varas, la escasa permanencia de los padres varones reduce su papel al de las actividades lúdicas, a las que no le atribuyen un sentido formativo. De este modo, los autores vislumbran un patrón desplazado al matriarcado, frente al que las madres encuentran dificultades de afianzamiento. Así se explican categorías en principio negativas como “regalones”, “maldadosos” o hipekinéticos” atribuidas a los niños, con las cuales expresan sus dificultades para establecer una labor formadora y de regulación de los comportamientos de sus hijos, y por lo tanto una expectativa favorable a que esta tarea sea realizada por la escuela.

En este sentido, Batallán y Varas podrían ubicarse dentro de la tendencia de los investigadores que debaten sobre los cambios en las concepciones de infancia en relación con los sistemas educativos (tales como Bárbara Finkelstein, 1986) frente a quienes, por el contrario, subrayan sus continuidades basadas en la dependencia biológica (Linda Pollock, 1990). En este debate, José Jesús Sánchez Marín (1994) advierte sobre la “dificultad insalvable” por parte de los adultos, y entre ellos los científicos, para situarse en la realidad del niño. En el mismo sentido, Jorge Larrosa (2000) se refiere metafóricamente a ellos como “seres salvajes que no entienden nuestra lengua”, señalando así no a un objeto de estudio susceptible de ser conocido, sino aquello que nunca podrá ser apropiado, por su “absoluta heterogeneidad” respecto de los adultos. De este modo la infancia constituye una otredad distanciada no por el espacio sino por el tiempo, oculta tras los mecanismos de la memoria y la amnesia, el “engaño y el olvido”. Larrosa no renuncia a la verdad, pero si a la voluntad de dominio, coincidiendo con las discusiones epistemológicas en el contexto de la antropología crítica actual.

Como se ha señalado, las familias manifiestan exigencias en cuanto a lo que desearían que los niños aprendieran en la escuela -escritura, lenguaje oral, formación de valores y la convivencia social. Si de lo anterior es posible concluir que estos padres tienen una visión parcializada del desarrollo de las potencialidades de los niños, esto puede ponerse en tensión con el concepto del niño como sujeto de derechos. El libro de Batallán y Varas entonces, nos desafía a los adultos a problematizar estas categorías que predominan en el sentido común; en particular a los docentes, los interpela a escuchar cual es el tipo de formación que las familias esperan, complejizarlo con concepciones curriculares novedosas sustentadas en la definición de los niños como sujetos de derecho, y definir estrategias democratizadoras que potencien el sentido educativo de cada nivel de enseñanza.

Referencias

Finkelstein, Bárbara: La incorporación de la infancia a la historia de la educación. En: Revista de Educación N. 281. Madrid. 1986.

Larrosa, Jorge: El enigma de la infancia. En: Pedagogía profana. Novedades Educativas. Buenos Aires. 2000.

Pollock, Linda: Los niños olvidados. Relaciones entre padres e hijos de 1500 a 1900. Fondo de Cultura Económica. México. 1990.

Sánchez Marín, José Jesús: La infancia, modelo para armar. En: Letra Internacional N. 32. Marzo de 1994.

Sobre los autores

Graciela Batallán es Profesora e Investigadora del Departamento de Ciencias Antropológicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Fue una de las iniciadoras de los estudios académicos en el campo de la antropología de la educación en el país, y realizó investigaciones tanto en Argentina como en Chile.

René Varas es Licenciado en Sociología de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Chile. Actualmente se desempeña como investigador en el Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educación con sede en ese país.

Sobre la autora de la reseña

Ana Padawer es Licenciada en Ciencias Antropológicas y está realizando estudios de doctorado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Se desempeña como investigadora en dicho centro y también en la Secretaría de Educación de la Ciudad de Buenos Aires.


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