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Darling–Hammond, Linda. (2001). El derecho de
aprender. Crear buenas escuelas para todos. Barcelona:
Ariel
460 páginas
ISBN 84–344–2635–8
Reseñado por Jesús Domingo Segovia
Universidad de Granada (España)
5 de agosto de 2003
La profesora Linda Darling–Hammond viene
haciendo constantes e importantes aportaciones al campo del
currículum desde un conocimiento profundo de la realidad
escolar de su país y de los movimientos e iniciativas de
innovación que en él se producen, debidamente
aderezados con un serena reflexión y unos interesantes
basamentos teóricos. Es por ello que el trabajo que
recensionamos en esta ocasión –aunque se encuentre
situado en el contexto sociopolítico y educativo de
EE.UU– se puede considerar –como bien defiende el
profesor Escudero– una muy oportuna y valiosa
aportación al campo de los estudios sobre el cambio y el
currículum en nuestro país. Por ello es de agradecer la
apuesta editorial de traducir y difundir este trabajo.
Desde su propio título parte del estimulante
reto de “hacer virar el discurso de la enseñanza y de
los proyectos de centros, etc. hacia su verdadero sentido:
aprender; pero no cualquier aprendizaje”. El aprendizaje es
un derecho fundamental de todo alumno que ha de estimularse para
ayudar a desarrollarse ciudadanos libres, autónomos,
capaces… y no esponjas dispuestas a llenar sus cerebros de
contenidos. El cambio educativo, los buenos diseños
curriculares y las prácticas interesantes de
enseñanza–aprendizaje sólo tienen sentido si
estimulan, dinamizan, guían, provocan, median, retan a que
los propios sujetos asuman el reto de desarrollarse y de
aprender. Pero en su propio título va más allá. No
se conforma con ofrecer otra propuesta curricular más,
aunque avalada por un amplio abanico de experiencias
interesantes. Sin diseñar una propuesta específica,
perfectamente cerrada y meticulosamente articulada, va ofreciendo
claves para crear buenas escuelas (mucho más allá de
algunas propuestas de reforma sin mucho sentido), pero no para
unas élites –y en eso es beligerante– sino
“para todos”.
El libro contiene un ágil discurso que va
mezclando pinceladas de argumentación, voces de profesores,
sugerentes descripciones de experiencias… que entran en
liza con su propia conceptualización abriendo
dialécticamente nuevos interrogantes. Este modo de construir
el discurso va armando una nueva comprensión de lo que
entiende la profesora Linda Darling–Hammond por un
“buen aprendizaje” en el seno de “buenas
escuelas”; en las que las prácticas profesionales, la
propia estructura y funcionamiento de los centros, el
currículum diseñado, desarrollado y evaluado, los
sistemas de responsabilidades, etc. se ponen al servicio de
cumplir con el “compromiso social” que supone la
educación. Éste será otro de los pilares en los
que se basa el trabajo: la escuela ha de empezar a despojarse de
tanto matiz técnico y de transmisor cultural (que aunque
importantes no son únicos) para asumir una nueva perspectiva
“mucho más social y comprometida”. Y,
alejándose de los planteamientos rancios que acompañan
ciertas propuestas de “calidad total” o de
“excelencia”, pero entrando a fondo en el tema de la
necesaria rendición de cuentas y control en asuntos de
educación. Y esta rendición de cuentas sobre lo que
realmente importa en la enseñanza, para sea posible
garantizar el libre acceso al conocimiento, el desarrollo, la
conquista de la máxima capacidad, la integración y la
equidad para todos, define una interesante sugerencia de
estándares sin estandarización y una serie de
recomendaciones y dimensiones de vital importancia para
recrear/reconstruir la educación pública.
El trabajo se compone de tres partes bien
delimitadas y un prologo del Profesor Escudero que se convierte
en un verdadero exordio crítico y contextualizador del
trabajo que le sigue para comprender mejor en nuestro contexto
esta aportación. En la primera de ellas (de tres
capítulos) argumenta discursivamente sobre el derecho de
aprender desde las barreras frente a la educación
democrática, las trampas de algunas reformas y los retos que
se presentan para que ello sea posible. El siguiente
capítulo profundiza en las limitaciones de la burocracia
educativa (desde la excesiva racionalización de la misma a
los diseños curriculares prescriptivos y a prueba de alumnos
y profesores, los basamentos ideológicos y educativos en los
que se basan y los fines y olvidos de la administración en
este campo o de los problemas de una rendición de cuentas
excesivamente burocrática. En contrapartida a lo anterior,
dedica un nuevo capítulo a deslindar lo que para ella
realmente importa en la enseñanza.
Desde ahí se entra en una nuevo bloque del
trabajo. Éste comienza a recolocar y deslindar
enseñanza y aprendizaje y en él se van marcando las
dimensiones, detalles y cuestiones vitales de lo que es un
“buen aprendizaje” en el seno de “buenas
escuelas”. Todo ello acompañado por pinceladas de voz
de profesores, relatos de experiencias, comentarios y opiniones
personales acumuladas a lo largo de su trayectoria profesional
sobre el tema… En este bloque se pasa repaso a que tanto
la enseñanza como el aprendizaje debe estar al servicio de
la comprensión y el desarrollo de los alumnos, para que sea
posible un aprendizaje activo y profundo, con un rendimiento
“auténtico”, valorando la diversidad personal,
cultural y del aula, creando oportunidades para el aprendizaje
cooperativo, con una perspectiva coherente y global de centro, y
cómo apoyar (profesores, centros,
administración…) al aprendizaje democrático. Tras
este primer capítulo del apartado, dedica otros dos más
a definir y situar las buenas escuelas y cómo se deben
organizar éstas para que los sujetos aprendan –en el
sentido señalado anteriormente–, compartiendo,
comunicando, participando… Para terminar ofreciendo algunos
norte sobre cómo, porqué y en qué medida apoyar y
dotar a los profesores y centros que se desenvuelvan en estos
parámetros.
El tercer y último bloque viene a tocar
algunas cuestiones claves en estos momentos: definir los marcos
del compromiso social y educativo en una profesión
“democrática”, trazar las líneas maestras
sobre las que dibujar y diseñar estándares de calidad
–para una sociedad desarrollada, plural, democrática y
justa– pero sin caer en la estandarización, que
garanticen conjuntamente el acceso al conocimiento. No olvida los
retos, problemas, pasos, rémoras y cuestiones que todo ello
comporta, pero más que una propuesta cerrada ofrece una
visión holística que ayuda a comprender la
situación y situar coherentemente el debate pedagógico
para abordar procesos de cambio y mejora de la educación.
Termina el trabajo a modo de epílogo con una
conclusión: “Una agenda para recrear la educación
pública”. En ella concreta unas pinceladas clave
sobre política educativa, los ámbitos del cambio
(currículum, evaluación, profesionalización,
evaluación del profesorado, financiación y
asignación de recursos, estructuras para el aprendizaje,
perspectiva colectiva y control) y termina con una agenda de
cambio inacabada, ambiciosa, utópica y práctica a la
vez (“con miras” pero firmemente asentada en el aula
y en el “buen aprendizaje”), desde una perspectiva de
la complejidad y del desarrollo paso a paso…
Con todo ello se arma una visión de la
educación que es básica ofrecer al profesorado,
asesores, administradores y cuanto personal incide en la
educación para que diseñen, reestructuren, reflexionen
y hagan posible “el aprendizaje para todos”. Y si
esta aportación ayuda a que algunos profesionales se
cuestionen radicalmente el supuesto de que la educación es
básicamente enseñanza y que ésta es esencialmente
exponer, transmitir (lo diseñado externamente) y
después comprobar para estar seguro de que los estudiantes
recuerdan… o que esta labor no conlleva otros compromisos
sociales, políticos, estratégicos… es básica
ésta para quienes trabajan el campo de la formación del
profesorado y su desarrollo profesional e institucional.
En suma de trata de un trabajo estimulante, que pese a su
volumen y densidad de contenidos, ideas, sugerencias, retos,
controversias… engancha de tal manera que se ha de leer de
un tirón, para después, mucho más serenamente ir
descubriendo los tesoros que encierra. Es un discurso
crítico–constructivo bien construido muy interesante
para resituar, pensar y comprender cuestiones claves de la
educación hoy. Está dirigido tanto para estudiosos y
profesionales interesados en la mejora de la educación como
también para manual –de ágil y fácil
lectura– en el que apoyarse.
Sobre la autora del libro Linda
Darling-Hammond
Es Catedrática de Educación,ocupa la catedra Charles E.
Ducommun en la facultad de educación de Stanford University.
Ha sido la directora ejecutiva de la Comisión Nacional para
la Enseñanza y Futuro de América y -entre otras muchas
más cosas- ex-presidenta de la American Educational Research
Association. Pero, sobre todo, destaca como investigadora y
profesora muy comprometida con la investigación, la
enseñanza y el trabajo de gestión y político sobre
temas relativos a la reestructuración de las escuelas, para
promocionar los mejores y más justos aprendizajes para
todos, desde unos estándares democráticos de calidad.
Es una de las autoras más reconocidas en EEUU y en todo el
mundo, y sus trabajos son de obligada referencia para quienes
pretendan conocer la educación y su
mejora.
Sobre el autor de la reseña Jesús
Domingo Segovia
Profesor de la Universidad de Granada (España), Doctor en
Pedagogía y experto en Asesoramiento Curricular, Profesional
e Institucional.
Reseñas Educativas/ Resenhas Educativas
publica reseñas de libros sobre educación, cubriendo
tanto trabajos académicos como practicas educativas.
Todas las informaciones son evaluadas por los editores:
Editor para Español y Portugués
Gustavo E. Fischman
Arizona State University
Editor General (inglés)
Gene V Glass
Arizona State University
Reseñas Educativas es firmante de la Budapest Open Access Initiative.
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