martes, 25 de marzo de 2025

Darling–Hammond, Linda. (2001). El derecho de aprender. Crear buenas escuelas para todos. Reseñado por Jesús Domingo Segovia

 

Darling–Hammond, Linda. (2001). El derecho de aprender. Crear buenas escuelas para todos. Barcelona: Ariel

460 páginas
ISBN 84–344–2635–8

Reseñado por Jesús Domingo Segovia
Universidad de Granada (España)

5 de agosto de 2003

La profesora Linda Darling–Hammond viene haciendo constantes e importantes aportaciones al campo del currículum desde un conocimiento profundo de la realidad escolar de su país y de los movimientos e iniciativas de innovación que en él se producen, debidamente aderezados con un serena reflexión y unos interesantes basamentos teóricos. Es por ello que el trabajo que recensionamos en esta ocasión –aunque se encuentre situado en el contexto sociopolítico y educativo de EE.UU– se puede considerar –como bien defiende el profesor Escudero– una muy oportuna y valiosa aportación al campo de los estudios sobre el cambio y el currículum en nuestro país. Por ello es de agradecer la apuesta editorial de traducir y difundir este trabajo.

Desde su propio título parte del estimulante reto de “hacer virar el discurso de la enseñanza y de los proyectos de centros, etc. hacia su verdadero sentido: aprender; pero no cualquier aprendizaje”. El aprendizaje es un derecho fundamental de todo alumno que ha de estimularse para ayudar a desarrollarse ciudadanos libres, autónomos, capaces… y no esponjas dispuestas a llenar sus cerebros de contenidos. El cambio educativo, los buenos diseños curriculares y las prácticas interesantes de enseñanza–aprendizaje sólo tienen sentido si estimulan, dinamizan, guían, provocan, median, retan a que los propios sujetos asuman el reto de desarrollarse y de aprender. Pero en su propio título va más allá. No se conforma con ofrecer otra propuesta curricular más, aunque avalada por un amplio abanico de experiencias interesantes. Sin diseñar una propuesta específica, perfectamente cerrada y meticulosamente articulada, va ofreciendo claves para crear buenas escuelas (mucho más allá de algunas propuestas de reforma sin mucho sentido), pero no para unas élites –y en eso es beligerante– sino “para todos”.

El libro contiene un ágil discurso que va mezclando pinceladas de argumentación, voces de profesores, sugerentes descripciones de experiencias… que entran en liza con su propia conceptualización abriendo dialécticamente nuevos interrogantes. Este modo de construir el discurso va armando una nueva comprensión de lo que entiende la profesora Linda Darling–Hammond por un “buen aprendizaje” en el seno de “buenas escuelas”; en las que las prácticas profesionales, la propia estructura y funcionamiento de los centros, el currículum diseñado, desarrollado y evaluado, los sistemas de responsabilidades, etc. se ponen al servicio de cumplir con el “compromiso social” que supone la educación. Éste será otro de los pilares en los que se basa el trabajo: la escuela ha de empezar a despojarse de tanto matiz técnico y de transmisor cultural (que aunque importantes no son únicos) para asumir una nueva perspectiva “mucho más social y comprometida”. Y, alejándose de los planteamientos rancios que acompañan ciertas propuestas de “calidad total” o de “excelencia”, pero entrando a fondo en el tema de la necesaria rendición de cuentas y control en asuntos de educación. Y esta rendición de cuentas sobre lo que realmente importa en la enseñanza, para sea posible garantizar el libre acceso al conocimiento, el desarrollo, la conquista de la máxima capacidad, la integración y la equidad para todos, define una interesante sugerencia de estándares sin estandarización y una serie de recomendaciones y dimensiones de vital importancia para recrear/reconstruir la educación pública.

El trabajo se compone de tres partes bien delimitadas y un prologo del Profesor Escudero que se convierte en un verdadero exordio crítico y contextualizador del trabajo que le sigue para comprender mejor en nuestro contexto esta aportación. En la primera de ellas (de tres capítulos) argumenta discursivamente sobre el derecho de aprender desde las barreras frente a la educación democrática, las trampas de algunas reformas y los retos que se presentan para que ello sea posible. El siguiente capítulo profundiza en las limitaciones de la burocracia educativa (desde la excesiva racionalización de la misma a los diseños curriculares prescriptivos y a prueba de alumnos y profesores, los basamentos ideológicos y educativos en los que se basan y los fines y olvidos de la administración en este campo o de los problemas de una rendición de cuentas excesivamente burocrática. En contrapartida a lo anterior, dedica un nuevo capítulo a deslindar lo que para ella realmente importa en la enseñanza.

Desde ahí se entra en una nuevo bloque del trabajo. Éste comienza a recolocar y deslindar enseñanza y aprendizaje y en él se van marcando las dimensiones, detalles y cuestiones vitales de lo que es un “buen aprendizaje” en el seno de “buenas escuelas”. Todo ello acompañado por pinceladas de voz de profesores, relatos de experiencias, comentarios y opiniones personales acumuladas a lo largo de su trayectoria profesional sobre el tema… En este bloque se pasa repaso a que tanto la enseñanza como el aprendizaje debe estar al servicio de la comprensión y el desarrollo de los alumnos, para que sea posible un aprendizaje activo y profundo, con un rendimiento “auténtico”, valorando la diversidad personal, cultural y del aula, creando oportunidades para el aprendizaje cooperativo, con una perspectiva coherente y global de centro, y cómo apoyar (profesores, centros, administración…) al aprendizaje democrático. Tras este primer capítulo del apartado, dedica otros dos más a definir y situar las buenas escuelas y cómo se deben organizar éstas para que los sujetos aprendan –en el sentido señalado anteriormente–, compartiendo, comunicando, participando… Para terminar ofreciendo algunos norte sobre cómo, porqué y en qué medida apoyar y dotar a los profesores y centros que se desenvuelvan en estos parámetros.

El tercer y último bloque viene a tocar algunas cuestiones claves en estos momentos: definir los marcos del compromiso social y educativo en una profesión “democrática”, trazar las líneas maestras sobre las que dibujar y diseñar estándares de calidad –para una sociedad desarrollada, plural, democrática y justa– pero sin caer en la estandarización, que garanticen conjuntamente el acceso al conocimiento. No olvida los retos, problemas, pasos, rémoras y cuestiones que todo ello comporta, pero más que una propuesta cerrada ofrece una visión holística que ayuda a comprender la situación y situar coherentemente el debate pedagógico para abordar procesos de cambio y mejora de la educación. Termina el trabajo a modo de epílogo con una conclusión: “Una agenda para recrear la educación pública”. En ella concreta unas pinceladas clave sobre política educativa, los ámbitos del cambio (currículum, evaluación, profesionalización, evaluación del profesorado, financiación y asignación de recursos, estructuras para el aprendizaje, perspectiva colectiva y control) y termina con una agenda de cambio inacabada, ambiciosa, utópica y práctica a la vez (“con miras” pero firmemente asentada en el aula y en el “buen aprendizaje”), desde una perspectiva de la complejidad y del desarrollo paso a paso…

Con todo ello se arma una visión de la educación que es básica ofrecer al profesorado, asesores, administradores y cuanto personal incide en la educación para que diseñen, reestructuren, reflexionen y hagan posible “el aprendizaje para todos”. Y si esta aportación ayuda a que algunos profesionales se cuestionen radicalmente el supuesto de que la educación es básicamente enseñanza y que ésta es esencialmente exponer, transmitir (lo diseñado externamente) y después comprobar para estar seguro de que los estudiantes recuerdan… o que esta labor no conlleva otros compromisos sociales, políticos, estratégicos… es básica ésta para quienes trabajan el campo de la formación del profesorado y su desarrollo profesional e institucional.

En suma de trata de un trabajo estimulante, que pese a su volumen y densidad de contenidos, ideas, sugerencias, retos, controversias… engancha de tal manera que se ha de leer de un tirón, para después, mucho más serenamente ir descubriendo los tesoros que encierra. Es un discurso crítico–constructivo bien construido muy interesante para resituar, pensar y comprender cuestiones claves de la educación hoy. Está dirigido tanto para estudiosos y profesionales interesados en la mejora de la educación como también para manual –de ágil y fácil lectura– en el que apoyarse.

Sobre la autora del libro
Linda Darling-Hammond

Es Catedrática de Educación,ocupa la catedra Charles E. Ducommun en la facultad de educación de Stanford University. Ha sido la directora ejecutiva de la Comisión Nacional para la Enseñanza y Futuro de América y -entre otras muchas más cosas- ex-presidenta de la American Educational Research Association. Pero, sobre todo, destaca como investigadora y profesora muy comprometida con la investigación, la enseñanza y el trabajo de gestión y político sobre temas relativos a la reestructuración de las escuelas, para promocionar los mejores y más justos aprendizajes para todos, desde unos estándares democráticos de calidad. Es una de las autoras más reconocidas en EEUU y en todo el mundo, y sus trabajos son de obligada referencia para quienes pretendan conocer la educación y su
mejora.

Sobre el autor de la reseña
Jesús Domingo Segovia

Profesor de la Universidad de Granada (España), Doctor en Pedagogía y experto en Asesoramiento Curricular, Profesional e Institucional.


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