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Ibarra-Colado, Eduardo.
(2001). La universidad en México hoy: gubernamentalidad
y modernización.México, D.F.,
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),
Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y
Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de
Educación Superior (ANUIES).
Pp. 524.
$180(Mexico) $60(U.S.A.) ISBN
968-36-9099-8.
Revisado
por Luz-María Nieto-Caraveo
Universidad Autónoma de San Luis Potosí,
México
20 de febrero
de 2002
Resumen
El libro de
Eduardo Ibarra Colado nos ofrece una forma de pensar las
universidades mexicanas desde una aproximación
organizacional compleja y estratégica. Contiene abundantes
gráficos, esquemas, cuadros y notas que lejos de
dificultar la lectura la hacen más flexible y
sistemática. Además de datos y referentes
actualizados sobre el tema, Ibarra presenta interesantes
reflexiones que abordan la producción de saberes sobre la
universidad en México, la Teoría de la
Organización, el paradigma de la complejidad de
Édgar Morin y el postestructuralismo de Michael Foucault.
A partir de éstas el autor construye un artefacto
pentacular que le sirve para mirar la universidad y
mostrarnos con detalle la relación entre el proceso de
modernización universitaria y los cambios en sus formas de
gobierno y de conducción de los sujetos individuales y
colectivos bajo los nuevos dispositivos de evaluación,
financiamiento y profesionalización académica. Con
este libro Eduardo Ibarra logra delinear nuevos derroteros para
la reflexión y la comunicación sobre las
universidades mexicanas.
¿Cómo
pensar la universidad hoy?
Quienes "aprendimos a
dar clases con el salón lleno" (p. 13) y a la mitad de
nuestra carrera académica sufrimos y gozamos las
vicisitudes de los estudios de doctorado, no podemos dejar de
identificarnos con ese "complicado y sorprendente proceso de
construcción del cuerpo académico
contemporáneo en México" (p. 13) al que alude
Manuel Gil Antón en el prólogo de La universidad
en México hoy de Eduardo Ibarra Colado; pero menos
todavía podemos sustraernos a la invitación que
hace -en su papel de asesor de la tesis de doctorado que
constituye el material original del libro- para acompañar
al autor en su sistemático, riguroso y atrevido esfuerzo
por comprender las universidades públicas mexicanas desde
una aproximación organizacional compleja y
estratégica.
Un lector que busque una
panorámica de la universidad mexicana a finales del siglo
XX, que incluya los principales debates vigentes y se apoye con
datos y referentes actualizados, no se sentirá defraudado
con este libro. Pero Eduardo Ibarra se propone mucho más
que eso, se propone "ir-más-allá" de las visiones
racionalistas, funcionales, estadísticas, normativas, de
la universidad para aplicarle su instrumento conceptual de
"análisis estratégico de las organizaciones" (p.
46) construido a partir de la Teoría de la
Organización, el paradigma de la complejidad de Edgar
Morin y el postestructuralismo de Michael Foucault.
"... este
ir-más-allá supone trascender el pensamiento
moderno sobre la universidad, supone re-pensar a la universidad
hoy, supone repensarla como el complejo de relaciones que cruzan
su institucionalidad, sus organizaciones y sus procedimientos; en
su funcionalidad pero también en sus sin-sentidos,
así como en y desde las redes imaginario-simbólicas
que nos permiten, nunca de manera fácil o definitiva,
imaginarla e imaginar cómo es imaginada desde distintos
espacios del poder y la sociedad.
En otros
términos, este ir-más-allá exige restituir
tensiones teóricas y reconocer complejidades
históricas, supone ese constante-pensar que
nunca exento de contradicciones, se hace y rehace a cada momento.
Aquí la verdad no tiene cabida, sólo la
reflexividad..." (p. 25-26)
La compleja -mas no
complicada- articulación analítica que logra Ibarra
a lo largo de los 6 capítulos que conforman el libro, se
sustenta en un original estilo de estructuración de ideas
que parece basado en las teorías cognitivas del
aprendizaje y la construcción del conocimiento (Ontoria,
1996, 1999), aunque no niega sus vínculos
estilísticos -no sólo teóricos- con la obra
de Edgar Morin, sobre todo con los cuatro volúmenes de
El Método. El libro está organizado de tal
manera que sus quinientas veinticuatro páginas y
más de sesenta secciones, admiten diferentes estilos y
necesidades de lectura. El despliegue de abundantes
gráficas, esquemas y notas nos lleva continua, pero
opcionalmente, de las visiones generales a los detalles
particulares. No es usual encontrar un texto de esta naturaleza,
repleto de elementos que nos ayudan a clarificar, en
términos provisionales y jamás prescriptivos, la
riqueza conceptual que fundamenta las reflexiones del autor. La
forma y el estilo no son asuntos instrumentales en esta obra,
porque justamente a través de ellos Ibarra nos demuestra
que asume el desafío de construir un lenguaje para
comunicarse con el lector o lectora desde la perspectiva de la
complejidad.
Todo lo anterior
dificulta la tarea de presentar una idea sintética general
del contenido del libro; pero intentaré hacerlo destacando
los hilos conductores que plantea Eduardo Ibarra y ciertos rasgos
que me parecen relevantes. El autor analiza el proceso de
modernización de las universidades -que no es
sinónimo de tecnologización- en el capítulo
5, utilizando una herramienta de análisis
estratégico que desarrolla conceptualmente en el
capítulo 4 a partir de los aportes de Edgar Morin y
Michael Foucault. En ambos capítulos convergen por una
parte la revisión de orígenes, debates y
orientaciones de la Teoría de las Organizaciones, como
campo diverso y fragmentado, que realiza en el capítulo 3;
y por la otra, la caracterización de los saberes sobre la
universidad contenida en el capítulo 2.
Ibarra caracteriza los
saberes sobre la universidad producidos durante el proceso de
modernización, mostrando su extendida influencia al mismo
tiempo que sus limitaciones conceptuales. A través de un
análisis exhaustivo y detallado nos describe, en el
segundo capítulo, los enfoques dominantes en
términos de cantidad de textos analizados, dominios y
temáticas abordadas, ámbitos problemáticos y
relaciones de actores clave en las redes académicas donde
se producen los textos sobre la universidad. El autor nos muestra
cómo en México ha dominado la noción de
universidad única, abstracta, central (Distrito
Federal-UNAM), y sin sentido histórico; cómo la
producción de dichos saberes sobre la universidad ha
respondido más a las necesidades del poder establecido que
a los requerimientos reflexivos de las comunidades y la sociedad;
cómo las ideas se han orientado más a problemas
generales que a la comprensión de las prácticas y
procesos concretos en que se mueven los sujetos individuales y
colectivos. En síntesis, expone cómo se generaron
estos saberes pre-textuales, pre-disciplinarios y
pre-organizacionales, respectivamente. El esfuerzo de
clarificación y sistematización es notable en cada
uno de los gráficos y tablas de este capítulo, pero
en particular destaca el esfuerzo de síntesis realizado en
la Tabla No. 1, donde presenta los cuatro dominios
temáticos detectados (génesis de la universidad,
coordinación de la educación superior, funciones
sustantivas y actores de la universidad) y pormenoriza para cada
uno: el código binario que rige la discusión, la
composición temática del dominio, la ausencia
temática, la perspectiva cognoscitiva, las narrativas y
las disciplinas utilizadas. También es muy interesante la
forma como se analizan los rasgos de identidad de los autores con
apoyo de gráficos que muestran las redes de
co-citación y referencia, del núcleo básico
de autores de textos sobre la universidad.
Si una de las
principales características de los saberes sobre la
universidad es la ausencia de la Teoría de la
Organización (TO), se requiere entonces también un
análisis sobre este último campo para ubicar con
más precisión las ausencias y las posibilidades de
análisis en torno al tema. Ibarra nos presenta un mapa
conceptual que sirve como un "levantamiento topográfico"
para ubicar su postura frente a los aportes teóricos de la
TO pero también para reafirmar "la necesidad de una
aproximación plural, que reconozca la diversidad y
fragmentación de la TO, sin negar por ello las
posibilidades de diálogo y comunicación entre
miradas diversas, que se disputan hoy todavía la
reconstrucción de la disciplina" (p. 164). Así, en
el capítulo 3 el autor nos explica cómo se
gestó la bifurcación de senderos (relaciones de
significado y relaciones de producción) de la TO durante
los setenta, y cómo, veinte años después, se
construye una zona de intersección donde es determinante
la relación entre conocimiento y poder planteada por
Foucault.
"De esta manera es
posible afirmar que los enfoques de los senderos de la
bifurcación se encuentran cruzados por las miradas de
Foucault, con lo que se incorpora la consideración de la
constitución de la subjetividad en las organizaciones, a
partir del examen de las condiciones de existencia de sus saberes
y sus prácticas de poder. Ello ha producido una nueva
textualidad y nuevos términos que redefinen los saberes
sobre las organizaciones y la organización; en tan
sólo un siglo pasamos de los discursos sobre la
productividad, la eficiencia, los costos, la motivación,
el liderazgo, la participación, las decisiones y el
comportamiento, a los discursos sobre la subjetividad, el poder,
las reglas y las prácticas, los saberes y los textos, la
constitución de identidades, la resistencia, la
fragmentación, los significados y la diversidad." (p.
214-215)
Ahora bien
¿Cómo vincula Ibarra a Édgar Morin con
Michael Foucault cuando plantea el análisis
estratégico de la universidad como "herramienta
conceptual sustentada en la tríada
complejidad/poder/organización"? (p. 252)? Me parece
importante rescatar aquí las imágenes que evocan
estos párrafos tomados del Capítulo 4 del
libro:
"por supuesto, es
innegable el contraste entre la vocación moderna de Morin
y el postestructuralismo de Foucalult. No obstante, el modernismo
moriniano se muestra alejado del tradicional cartesianismo de las
ciencias para aproximarse a un constructivismo reflexivo que
reconcilia la mirada ordenadora del científico con la
presencia activa del sujeto que, emocionado, la ejerce; por su
parte, el postestructuralismo foucaultiano puede ser considerado
como un modernismo renovado que posibilita diagnosticar el
presente, interpretando algunos de los fragmentos de la
modernidad y sus contingencias a partir de sus dispositivos de
gobierno y disciplinamiento"
Es en este sentido en el
que sostenemos que Morin y Foucault se alejan de los extremos del
delgado cordel de las ideas, digamos, del blanco modernismo, el
más ortodoxo, y del muy negro posmodernismo, el más
ausente, aproximándose los dos a un espacio repleto de
colores donde es posible mirar de otras maneras." (p.
251-252)
El instrumento de
observación derivado de tales planteamientos es un
artefacto pentacular integrado por cinco miradas: la
primera "reconoce a la universidad-en-contexto y en su
unidad/diversidad"; la segunda observa los tiempos y los procesos
de cambio; la tercera se enfoca a los discursos producidos sobre
y dentro de la universidad; la cuarta examina "las
transformaciones de los dispositivos de gobierno que permiten la
intervención/regulación de las agencias del estado"
(p. 252); y la quinta examina los dispositivos dirigidos al
control, adiestramiento y conducción de los individuos y
poblaciones.
El Capítulo 5
entra de lleno con el tema de universidad, régimen de
gobierno y modernización. Ibarra sostiene que "hoy, a
diferencia de ayer, presenciamos una ruptura radical que se
encuentra en la reconstitución de las relaciones de poder
en los espacios de la universidad, y con ellas en la
operación de nuevos dispositivos que integran normas,
tecnologías y procedimientos, modificando sustancialmente
los modos de existencia de sus instituciones y sus sujetos" (p.
328). Vivimos en un "hipermodernismo tardío" donde
coexisten nichos postmodernos y zonas modernas, generando
desigualdades y absurdos, estructuras de diferenciación,
paradojas y peligros de colapsos. Al mismo tiempo tenemos una
"modernidad implantada, plagada de no-modernidades, pero donde
las extensas zonas no-modernas, en su silencio y su ausencia
aparentes, enfrentan la presencia colonizadora, visible y
audible, de tal ajena modernidad" (P. 332).
Así, la primera
mirada de la universidad-en-contexto, según Ibarra,
muestra cómo los "contextos problemáticos de la
universidad ponen en entredicho los supuestos de su exigida
modernización":
"Estos dos grandes
rostros de la universidad son los que se delinean con mayor
nitidez, su estructura dual, esa que se encarga de identificar y
separar a los individuos y grupos sobresalientes de esa gran masa
gobernada por rendimientos medios, otorgándoles en todos
los órdenes tratamientos muy distintos. Desde aquí
podemos apreciar cómo se van perfilando en el imaginario
social la universidad de [contención de] masas y los
centros de [producción de] excelencia, que se corresponden
a formas y conocimiento y organización radicalmente
distintos." (p. 334)
La segunda mirada aborda
las "temporalidades básicas" de la universidad en
México (p. 341). Ibarra nos propone cinco zonas que
también concibe como momentos:
- Zona de reconocimiento
(1960... 1970-1977): Se reconocen los rasgos esenciales de la
universidad en México, incluyendo su naturaleza
"masiva".
- Zona de ordenamiento
(1978-1982... 1986): Se dan los primeros intentos de ordenamiento
a través de instrumentos de planeación,
principalmente.
- Zona de
des[cons]trucción (1982-1987): Se inicia la
transición, que "implica la descomposición de
diversos ámbitos institucionales" (p. 346), en el marco de
la crisis económica y la disminución del gasto en
educación superior.
- Zona de
catástrofe (1988-1990): Es un momento de ruptura radical,
se modifica "la direccionalidad y sentido del sistema,
trastocando a sus instituciones y sujetos" (p. 349).
- Zona de
reconstrucción (1990-2000... y más allá): Se
inicia la puesta en práctica de los programas de
modernización y por lo menos dos grandes transformaciones:
la conformación de un amplio sistema de evaluación
y el establecimiento de nuevos esquemas de remuneración
con base en la evaluación del desempeño
individual.
La tercera mirada que
Ibarra ofrece, nos permite advertir como el contexto y el tiempo
adquieren nuevos sentidos al mirarse a través de las
narrativas de la globalización y de los discursos de la
excelencia y la calidad (p. 357). Éstos operan en el
imaginario social orientando la zona de reconstrucción
(1990-y más allá) de las universidades; pero
enfrentándose a limitaciones concretas,
específicamente a las limitaciones de recursos.
"De este modo, la
modernización de la universidad se presenta como un
proceso paradójico y ambivalente, en el que sus discursos
y sus prácticas operan en sentidos distintos y nunca en
una sola dirección: bajo el imaginario de la universidad
post-moderna y sus promesas constantemente postergadas, se
construyen unas pocas identidades fuertemente asociadas al
éxito individual, las cuales, por efecto de
oposición, consolidan identidades-de-masa basadas en la
obediencia conformista de la norma y del ejercicio-disciplinado y
silencioso de la rutina y en la aceptación autoimpuesta de
la incapacidad y el fracaso como responsabilidades exclusivas de
quienes han sido excluidos." (p. 361)
La cuarta mirada analiza
el cambio en el régimen de gobierno de las universidades
como un nuevo dispositivo de ordenamiento institucional basado en
la combinación de los mecanismos de evaluación y
los de financiamiento. Ibarra describe los tres grandes tipos de
agentes participantes: las agencias del estado, las agencias
internacionales y las propias universidades, en particular la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la
Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y la
Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de
Educación Superior (ANUIES). Otros agentes como los
sindicatos, los partidos políticos y los legisladores
tienen un papel más bien marginal. La evaluación es
la tecnología clave del proceso, ante el incremento de las
exigencias de rendición de cuentas, el crecimiento de los
diferentes fondos de financiamiento (otra tecnología) y
los cambios institucionales académicos y de
gobierno.
Esto incluye, por
supuesto, esfuerzos de reordenamiento y conducción de los
sujetos individuales y colectivos (quinta mirada) bajo los
dispositivos de profesionalización
académica.
"La
vocación académica va cediendo su lugar al
trabajo académico, transitando de la solidaridad a la
competencia y del compromiso con la institución y con los
otros al individualismo utilitarista más salvaje. Es,
digamos, la híbrida asimilación de la ética
protestante y el espíritu del capitalismo de los que
carecíamos, dándoles formas peculiares desde las
que nos reinventamos como sujetos locales de un mundo global".
(p. 376)
Las tecnologías
se refieren a los nuevos mecanismos fast track de
formación de profesores e investigadores, los sistemas de
estímulos basados en la evaluación del
desempeño individual y las encuestas a estudiantes para la
evaluación docente que Ibarra analiza, basándose
sobre todo en la información con que cuenta en la UAM y a
nivel nacional. También incluye otras tecnologías
tales como los exámenes generales de ingreso y egreso que
aplica el Centro Nacional de Evaluación (CENEVAL) y el
Padrón de Excelencia del Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología (CONACyT).
Ibarra aclara que "todos
estos dispositivos que integran el nuevo régimen de
gobierno de la Universidad no deben ser considerados aún
como formas plenamente institucionalizadas" (p. 406) pues como
vimos en la segunda mirada, la modernización forma parte
del momento de reconstrucción. Ibarra presenta un cuadro
donde sintetiza algunos desplazamientos producidos durante el
proceso de modernización entre 1960 y 2000. Para ello
ubica tres zonas de transición (reconocimiento,
ordenamiento, reconstrucción) y para cada una de ellas
esquematiza sus estrategias discursivas, el grado y tipo de
conducción estatal, los mecanismos de financiamiento
gubernamental, la política salarial, normatividad general,
cambio institucional, financiamiento institucional, relaciones
laborales y normatividad institucional.
No cabe duda de que el
texto de Eduardo Ibarra es una contribución significativa
a su pregunta inicial ¿Cómo pensar la universidad
hoy?:
"En realidad, lo que
está en juego es el carácter esencial de la
universidad como referente cultural básico de la
sociedad, pues en los últimos tiempos se ha visto
empujada a reconstituirse como organización al servicio
de una sociedad de consumo, que se reúne sólo por
su capacidad de compra en los mercados de los saberes y las
profesiones. La solución que demos a este gran dilema de
la universidad en el nuevo milenio marcará su por-venir,
definiendo los términos más precisos de la
integración/exclusión de la sociedad en los
circuitos del conocimiento y consecuentemente, de la
amplitud/estrechez de la equidad y el bienestar social" (p.
448)
Aceptando la
invitación del autor para seguir pensando,
terminaré esta reseña anotando tres de varias
vertientes de análisis de análisis que este libro
dejó frente a mí:
- Sobre la
autonomía: Podríamos encontrar algunas pistas
más para escudriñar los cambios en los esquemas de
autonomía de las universidades mexicanas, que Ibarra
aborda en el capítulo 5, a través de la
noción de autonomía de un sistema complejo
-entendida como la tensión constante entre sus fuerzas de
apertura y de clausura (Morín, 1994)-. No se trata de
idealizar un pasado donde supuestamente existía "la"
autonomía universitaria sino de tratar de comprender las
fuerzas del contexto local, nacional e internacional a las que la
universidad se ha cerrado y se ha abierto a lo largo de su
historia.
- Sobre la competencia
simbólica: Un factor que bien cabría analizar,
particularmente en la tercera mirada del artefacto pentacular de
Ibarra, es la competencia entre las agencias de producción
de bienes simbólicos, incluyendo no sólo los
discursos sobre y dentro de la universidad, sino también
los discursos pedagógicos (Bernstein, 1994), es decir,
esas complejas mezclas de discursos profesionales y educativos
que se construyen dentro de las universidades a través del
currículum y la enseñanza. También
cabría ver la pertinencia y competitividad social de esos
discursos en función de otros discursos "educativos" como
los de los medios electrónicos de comunicación
(televisión, internet, principalmente) y otros aparatos
culturales.
- Sobre los discursos y
los saberes organizacionales: Una cuestión que llama la
atención es la forma como los saberes sobre las
organizaciones generados en los inicios del siglo XX -que cita
Ibarra en el capítulo 3 (p. 214)- parecen dominar los
discursos modernizadores y neoliberales de la gestión
universitaria al comenzar el siglo XXI. Dichos saberes aparecen
no tanto como referentes conceptuales explícitos sino como
referentes ideológicos no cuestionados dado su alto valor
pragmático para el proyecto
político-económico de la globalización
neoliberal.
Como puede verseLa
universidad en México hoy deja amplias vetas
descubiertas, insinuadas o inexploradas, así como
múltiples vías de diálogo a partir de
experiencias y visiones distintas. Con ello Eduardo Ibarra logra
plenamente otro de los propósitos, planteados en la
apertura y en el cierre de su libro: delinear nuevos derroteros
para la reflexión y la comunicación sobre las
universidades mexicanas.
Referencias
Bernstein, B. (1994)
La estructura del discurso pedagógico, Ed. Morata.
Madrid. Pp. 236.
Morin E. (1994).
Introducción al pensamiento complejo, Ed. Gedisa,
España. Pp. 167.
Ontoria P. A. et
al. (1996). Mapas conceptuales. Sexta Edición.
Narcea S.A. de Ediciones. Madrid. Pp. 207p.
Ontoria P. A. et
al. (1999). Potenciar la capacidad de aprender y pensar.
Modelos Mentales y Técnicas de
Aprendizaje-Enseñanza. Narcea S.A. de Ediciones,
Madrid. Pp. 189.
Acerca de la autora
de la reseña
Luz-María Nieto-Caraveo
Coordinadora General de la Agenda Ambiental
Universidad Autónoma de San Luis Potosí,
San Luis Potosí, México.
Lmnieto@uaslp.mx
http://ambiental.uaslp.mx
Luz María
Nieto Caraveo es
ingeniera agrónoma y maestra en ciencias de la
educación. Actualmente es profesora investigadora de
tiempo completo de la Facultad de Ingeniería de la
Universidad Autónoma de San Luis Potosí
(México). Su línea de trabajo académico es
la construcción de la perspectiva ambiental en el
currículum técnico y profesional, y colateralmente
ha trabajo los temas de planeación y evaluación de
la educación superior.
Acerca de el autor del
libro
Eduardo Ibarra
Colado es
profesor Titular “C” del Área de Estudios
Organizacionales de la Universidad Autónoma
Metropolitana-Iztapalapa. Es doctor en Sociología por la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la
Universidad Nacional Autónoma de México.
Actualmente es Coordinador de la Línea en Estudios
Laborales del Posgrado en Estudios Sociales de la UAM-Iztapalapa.
Además, es coordinador del Seminario Permanente de
Estudios sobre la Educación Superior del Centro de
Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de
la UNAM. Su trabajo de investigación se ha orientado a lo
largo de las dos últimas décadas al estudio de las
organizaciones y el análisis de la universidad. Ha
publicado diversos libros, ediciones y artículos tanto en
México como a nivel internacional. Entre sus obras
más relevantes se encuentran La universidad ante el espejo
de la excelencia (1993, 1998), Global Management: Universal
Theories and Local Realities (1999), Re-conociendo a la
universidad, sus transformaciones y su porvenir (2000) y La
universidad en México hoy: gubernamentalidad y
modernización (2001). Es Investigador Nacional nivel II
del Sistema Nacional de Investigadores.
Reseñas Educativas/ Resenhas Educativas
publica reseñas de libros sobre educación, cubriendo
tanto trabajos académicos como practicas educativas.
Todas las informaciones son evaluadas por los editores:
Editor para Español y Portugués
Gustavo E. Fischman
Arizona State University
Editor General (inglés)
Gene V Glass
Arizona State University
Reseñas Educativas es firmante de la Budapest Open Access Initiative.
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