jueves, 20 de marzo de 2025

Ibarra-Colado, Eduardo. (2001). La universidad en México hoy: gubernamentalidad y modernización. Revisado por Luz-María Nieto-Caraveo

 

Ibarra-Colado, Eduardo. (2001). La universidad en México hoy: gubernamentalidad y modernización.México, D.F., Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).

Pp. 524.

$180(Mexico) $60(U.S.A.) ISBN 968-36-9099-8.

Revisado por Luz-María Nieto-Caraveo
Universidad Autónoma de San Luis Potosí, México

20 de febrero de 2002

Resumen

El libro de Eduardo Ibarra Colado nos ofrece una forma de pensar las universidades mexicanas desde una aproximación organizacional compleja y estratégica. Contiene abundantes gráficos, esquemas, cuadros y notas que lejos de dificultar la lectura la hacen más flexible y sistemática. Además de datos y referentes actualizados sobre el tema, Ibarra presenta interesantes reflexiones que abordan la producción de saberes sobre la universidad en México, la Teoría de la Organización, el paradigma de la complejidad de Édgar Morin y el postestructuralismo de Michael Foucault. A partir de éstas el autor construye un artefacto pentacular que le sirve para mirar la universidad y mostrarnos con detalle la relación entre el proceso de modernización universitaria y los cambios en sus formas de gobierno y de conducción de los sujetos individuales y colectivos bajo los nuevos dispositivos de evaluación, financiamiento y profesionalización académica. Con este libro Eduardo Ibarra logra delinear nuevos derroteros para la reflexión y la comunicación sobre las universidades mexicanas.

¿Cómo pensar la universidad hoy?

Quienes "aprendimos a dar clases con el salón lleno" (p. 13) y a la mitad de nuestra carrera académica sufrimos y gozamos las vicisitudes de los estudios de doctorado, no podemos dejar de identificarnos con ese "complicado y sorprendente proceso de construcción del cuerpo académico contemporáneo en México" (p. 13) al que alude Manuel Gil Antón en el prólogo de La universidad en México hoy de Eduardo Ibarra Colado; pero menos todavía podemos sustraernos a la invitación que hace -en su papel de asesor de la tesis de doctorado que constituye el material original del libro- para acompañar al autor en su sistemático, riguroso y atrevido esfuerzo por comprender las universidades públicas mexicanas desde una aproximación organizacional compleja y estratégica.

Un lector que busque una panorámica de la universidad mexicana a finales del siglo XX, que incluya los principales debates vigentes y se apoye con datos y referentes actualizados, no se sentirá defraudado con este libro. Pero Eduardo Ibarra se propone mucho más que eso, se propone "ir-más-allá" de las visiones racionalistas, funcionales, estadísticas, normativas, de la universidad para aplicarle su instrumento conceptual de "análisis estratégico de las organizaciones" (p. 46) construido a partir de la Teoría de la Organización, el paradigma de la complejidad de Edgar Morin y el postestructuralismo de Michael Foucault.

"... este ir-más-allá supone trascender el pensamiento moderno sobre la universidad, supone re-pensar a la universidad hoy, supone repensarla como el complejo de relaciones que cruzan su institucionalidad, sus organizaciones y sus procedimientos; en su funcionalidad pero también en sus sin-sentidos, así como en y desde las redes imaginario-simbólicas que nos permiten, nunca de manera fácil o definitiva, imaginarla e imaginar cómo es imaginada desde distintos espacios del poder y la sociedad.

En otros términos, este ir-más-allá exige restituir tensiones teóricas y reconocer complejidades históricas, supone ese constante-pensar que nunca exento de contradicciones, se hace y rehace a cada momento. Aquí la verdad no tiene cabida, sólo la reflexividad..." (p. 25-26)

La compleja -mas no complicada- articulación analítica que logra Ibarra a lo largo de los 6 capítulos que conforman el libro, se sustenta en un original estilo de estructuración de ideas que parece basado en las teorías cognitivas del aprendizaje y la construcción del conocimiento (Ontoria, 1996, 1999), aunque no niega sus vínculos estilísticos -no sólo teóricos- con la obra de Edgar Morin, sobre todo con los cuatro volúmenes de El Método. El libro está organizado de tal manera que sus quinientas veinticuatro páginas y más de sesenta secciones, admiten diferentes estilos y necesidades de lectura. El despliegue de abundantes gráficas, esquemas y notas nos lleva continua, pero opcionalmente, de las visiones generales a los detalles particulares. No es usual encontrar un texto de esta naturaleza, repleto de elementos que nos ayudan a clarificar, en términos provisionales y jamás prescriptivos, la riqueza conceptual que fundamenta las reflexiones del autor. La forma y el estilo no son asuntos instrumentales en esta obra, porque justamente a través de ellos Ibarra nos demuestra que asume el desafío de construir un lenguaje para comunicarse con el lector o lectora desde la perspectiva de la complejidad.

Todo lo anterior dificulta la tarea de presentar una idea sintética general del contenido del libro; pero intentaré hacerlo destacando los hilos conductores que plantea Eduardo Ibarra y ciertos rasgos que me parecen relevantes. El autor analiza el proceso de modernización de las universidades -que no es sinónimo de tecnologización- en el capítulo 5, utilizando una herramienta de análisis estratégico que desarrolla conceptualmente en el capítulo 4 a partir de los aportes de Edgar Morin y Michael Foucault. En ambos capítulos convergen por una parte la revisión de orígenes, debates y orientaciones de la Teoría de las Organizaciones, como campo diverso y fragmentado, que realiza en el capítulo 3; y por la otra, la caracterización de los saberes sobre la universidad contenida en el capítulo 2.

Ibarra caracteriza los saberes sobre la universidad producidos durante el proceso de modernización, mostrando su extendida influencia al mismo tiempo que sus limitaciones conceptuales. A través de un análisis exhaustivo y detallado nos describe, en el segundo capítulo, los enfoques dominantes en términos de cantidad de textos analizados, dominios y temáticas abordadas, ámbitos problemáticos y relaciones de actores clave en las redes académicas donde se producen los textos sobre la universidad. El autor nos muestra cómo en México ha dominado la noción de universidad única, abstracta, central (Distrito Federal-UNAM), y sin sentido histórico; cómo la producción de dichos saberes sobre la universidad ha respondido más a las necesidades del poder establecido que a los requerimientos reflexivos de las comunidades y la sociedad; cómo las ideas se han orientado más a problemas generales que a la comprensión de las prácticas y procesos concretos en que se mueven los sujetos individuales y colectivos. En síntesis, expone cómo se generaron estos saberes pre-textuales, pre-disciplinarios y pre-organizacionales, respectivamente. El esfuerzo de clarificación y sistematización es notable en cada uno de los gráficos y tablas de este capítulo, pero en particular destaca el esfuerzo de síntesis realizado en la Tabla No. 1, donde presenta los cuatro dominios temáticos detectados (génesis de la universidad, coordinación de la educación superior, funciones sustantivas y actores de la universidad) y pormenoriza para cada uno: el código binario que rige la discusión, la composición temática del dominio, la ausencia temática, la perspectiva cognoscitiva, las narrativas y las disciplinas utilizadas. También es muy interesante la forma como se analizan los rasgos de identidad de los autores con apoyo de gráficos que muestran las redes de co-citación y referencia, del núcleo básico de autores de textos sobre la universidad.

Si una de las principales características de los saberes sobre la universidad es la ausencia de la Teoría de la Organización (TO), se requiere entonces también un análisis sobre este último campo para ubicar con más precisión las ausencias y las posibilidades de análisis en torno al tema. Ibarra nos presenta un mapa conceptual que sirve como un "levantamiento topográfico" para ubicar su postura frente a los aportes teóricos de la TO pero también para reafirmar "la necesidad de una aproximación plural, que reconozca la diversidad y fragmentación de la TO, sin negar por ello las posibilidades de diálogo y comunicación entre miradas diversas, que se disputan hoy todavía la reconstrucción de la disciplina" (p. 164). Así, en el capítulo 3 el autor nos explica cómo se gestó la bifurcación de senderos (relaciones de significado y relaciones de producción) de la TO durante los setenta, y cómo, veinte años después, se construye una zona de intersección donde es determinante la relación entre conocimiento y poder planteada por Foucault.

"De esta manera es posible afirmar que los enfoques de los senderos de la bifurcación se encuentran cruzados por las miradas de Foucault, con lo que se incorpora la consideración de la constitución de la subjetividad en las organizaciones, a partir del examen de las condiciones de existencia de sus saberes y sus prácticas de poder. Ello ha producido una nueva textualidad y nuevos términos que redefinen los saberes sobre las organizaciones y la organización; en tan sólo un siglo pasamos de los discursos sobre la productividad, la eficiencia, los costos, la motivación, el liderazgo, la participación, las decisiones y el comportamiento, a los discursos sobre la subjetividad, el poder, las reglas y las prácticas, los saberes y los textos, la constitución de identidades, la resistencia, la fragmentación, los significados y la diversidad." (p. 214-215)

Ahora bien ¿Cómo vincula Ibarra a Édgar Morin con Michael Foucault cuando plantea el análisis estratégico de la universidad como "herramienta conceptual sustentada en la tríada complejidad/poder/organización"? (p. 252)? Me parece importante rescatar aquí las imágenes que evocan estos párrafos tomados del Capítulo 4 del libro:

"por supuesto, es innegable el contraste entre la vocación moderna de Morin y el postestructuralismo de Foucalult. No obstante, el modernismo moriniano se muestra alejado del tradicional cartesianismo de las ciencias para aproximarse a un constructivismo reflexivo que reconcilia la mirada ordenadora del científico con la presencia activa del sujeto que, emocionado, la ejerce; por su parte, el postestructuralismo foucaultiano puede ser considerado como un modernismo renovado que posibilita diagnosticar el presente, interpretando algunos de los fragmentos de la modernidad y sus contingencias a partir de sus dispositivos de gobierno y disciplinamiento"

Es en este sentido en el que sostenemos que Morin y Foucault se alejan de los extremos del delgado cordel de las ideas, digamos, del blanco modernismo, el más ortodoxo, y del muy negro posmodernismo, el más ausente, aproximándose los dos a un espacio repleto de colores donde es posible mirar de otras maneras." (p. 251-252)

El instrumento de observación derivado de tales planteamientos es un artefacto pentacular integrado por cinco miradas: la primera "reconoce a la universidad-en-contexto y en su unidad/diversidad"; la segunda observa los tiempos y los procesos de cambio; la tercera se enfoca a los discursos producidos sobre y dentro de la universidad; la cuarta examina "las transformaciones de los dispositivos de gobierno que permiten la intervención/regulación de las agencias del estado" (p. 252); y la quinta examina los dispositivos dirigidos al control, adiestramiento y conducción de los individuos y poblaciones.

El Capítulo 5 entra de lleno con el tema de universidad, régimen de gobierno y modernización. Ibarra sostiene que "hoy, a diferencia de ayer, presenciamos una ruptura radical que se encuentra en la reconstitución de las relaciones de poder en los espacios de la universidad, y con ellas en la operación de nuevos dispositivos que integran normas, tecnologías y procedimientos, modificando sustancialmente los modos de existencia de sus instituciones y sus sujetos" (p. 328). Vivimos en un "hipermodernismo tardío" donde coexisten nichos postmodernos y zonas modernas, generando desigualdades y absurdos, estructuras de diferenciación, paradojas y peligros de colapsos. Al mismo tiempo tenemos una "modernidad implantada, plagada de no-modernidades, pero donde las extensas zonas no-modernas, en su silencio y su ausencia aparentes, enfrentan la presencia colonizadora, visible y audible, de tal ajena modernidad" (P. 332).

Así, la primera mirada de la universidad-en-contexto, según Ibarra, muestra cómo los "contextos problemáticos de la universidad ponen en entredicho los supuestos de su exigida modernización":

"Estos dos grandes rostros de la universidad son los que se delinean con mayor nitidez, su estructura dual, esa que se encarga de identificar y separar a los individuos y grupos sobresalientes de esa gran masa gobernada por rendimientos medios, otorgándoles en todos los órdenes tratamientos muy distintos. Desde aquí podemos apreciar cómo se van perfilando en el imaginario social la universidad de [contención de] masas y los centros de [producción de] excelencia, que se corresponden a formas y conocimiento y organización radicalmente distintos." (p. 334)

La segunda mirada aborda las "temporalidades básicas" de la universidad en México (p. 341). Ibarra nos propone cinco zonas que también concibe como momentos:

  • Zona de reconocimiento (1960... 1970-1977): Se reconocen los rasgos esenciales de la universidad en México, incluyendo su naturaleza "masiva".

  • Zona de ordenamiento (1978-1982... 1986): Se dan los primeros intentos de ordenamiento a través de instrumentos de planeación, principalmente.

  • Zona de des[cons]trucción (1982-1987): Se inicia la transición, que "implica la descomposición de diversos ámbitos institucionales" (p. 346), en el marco de la crisis económica y la disminución del gasto en educación superior.

  • Zona de catástrofe (1988-1990): Es un momento de ruptura radical, se modifica "la direccionalidad y sentido del sistema, trastocando a sus instituciones y sujetos" (p. 349).

  • Zona de reconstrucción (1990-2000... y más allá): Se inicia la puesta en práctica de los programas de modernización y por lo menos dos grandes transformaciones: la conformación de un amplio sistema de evaluación y el establecimiento de nuevos esquemas de remuneración con base en la evaluación del desempeño individual.

La tercera mirada que Ibarra ofrece, nos permite advertir como el contexto y el tiempo adquieren nuevos sentidos al mirarse a través de las narrativas de la globalización y de los discursos de la excelencia y la calidad (p. 357). Éstos operan en el imaginario social orientando la zona de reconstrucción (1990-y más allá) de las universidades; pero enfrentándose a limitaciones concretas, específicamente a las limitaciones de recursos.

"De este modo, la modernización de la universidad se presenta como un proceso paradójico y ambivalente, en el que sus discursos y sus prácticas operan en sentidos distintos y nunca en una sola dirección: bajo el imaginario de la universidad post-moderna y sus promesas constantemente postergadas, se construyen unas pocas identidades fuertemente asociadas al éxito individual, las cuales, por efecto de oposición, consolidan identidades-de-masa basadas en la obediencia conformista de la norma y del ejercicio-disciplinado y silencioso de la rutina y en la aceptación autoimpuesta de la incapacidad y el fracaso como responsabilidades exclusivas de quienes han sido excluidos." (p. 361)

La cuarta mirada analiza el cambio en el régimen de gobierno de las universidades como un nuevo dispositivo de ordenamiento institucional basado en la combinación de los mecanismos de evaluación y los de financiamiento. Ibarra describe los tres grandes tipos de agentes participantes: las agencias del estado, las agencias internacionales y las propias universidades, en particular la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES). Otros agentes como los sindicatos, los partidos políticos y los legisladores tienen un papel más bien marginal. La evaluación es la tecnología clave del proceso, ante el incremento de las exigencias de rendición de cuentas, el crecimiento de los diferentes fondos de financiamiento (otra tecnología) y los cambios institucionales académicos y de gobierno.

Esto incluye, por supuesto, esfuerzos de reordenamiento y conducción de los sujetos individuales y colectivos (quinta mirada) bajo los dispositivos de profesionalización académica.

"La vocación académica va cediendo su lugar al trabajo académico, transitando de la solidaridad a la competencia y del compromiso con la institución y con los otros al individualismo utilitarista más salvaje. Es, digamos, la híbrida asimilación de la ética protestante y el espíritu del capitalismo de los que carecíamos, dándoles formas peculiares desde las que nos reinventamos como sujetos locales de un mundo global". (p. 376)

Las tecnologías se refieren a los nuevos mecanismos fast track de formación de profesores e investigadores, los sistemas de estímulos basados en la evaluación del desempeño individual y las encuestas a estudiantes para la evaluación docente que Ibarra analiza, basándose sobre todo en la información con que cuenta en la UAM y a nivel nacional. También incluye otras tecnologías tales como los exámenes generales de ingreso y egreso que aplica el Centro Nacional de Evaluación (CENEVAL) y el Padrón de Excelencia del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT).

Ibarra aclara que "todos estos dispositivos que integran el nuevo régimen de gobierno de la Universidad no deben ser considerados aún como formas plenamente institucionalizadas" (p. 406) pues como vimos en la segunda mirada, la modernización forma parte del momento de reconstrucción. Ibarra presenta un cuadro donde sintetiza algunos desplazamientos producidos durante el proceso de modernización entre 1960 y 2000. Para ello ubica tres zonas de transición (reconocimiento, ordenamiento, reconstrucción) y para cada una de ellas esquematiza sus estrategias discursivas, el grado y tipo de conducción estatal, los mecanismos de financiamiento gubernamental, la política salarial, normatividad general, cambio institucional, financiamiento institucional, relaciones laborales y normatividad institucional.

No cabe duda de que el texto de Eduardo Ibarra es una contribución significativa a su pregunta inicial ¿Cómo pensar la universidad hoy?:

"En realidad, lo que está en juego es el carácter esencial de la universidad como referente cultural básico de la sociedad, pues en los últimos tiempos se ha visto empujada a reconstituirse como organización al servicio de una sociedad de consumo, que se reúne sólo por su capacidad de compra en los mercados de los saberes y las profesiones. La solución que demos a este gran dilema de la universidad en el nuevo milenio marcará su por-venir, definiendo los términos más precisos de la integración/exclusión de la sociedad en los circuitos del conocimiento y consecuentemente, de la amplitud/estrechez de la equidad y el bienestar social" (p. 448)

Aceptando la invitación del autor para seguir pensando, terminaré esta reseña anotando tres de varias vertientes de análisis de análisis que este libro dejó frente a mí:

  • Sobre la autonomía: Podríamos encontrar algunas pistas más para escudriñar los cambios en los esquemas de autonomía de las universidades mexicanas, que Ibarra aborda en el capítulo 5, a través de la noción de autonomía de un sistema complejo -entendida como la tensión constante entre sus fuerzas de apertura y de clausura (Morín, 1994)-. No se trata de idealizar un pasado donde supuestamente existía "la" autonomía universitaria sino de tratar de comprender las fuerzas del contexto local, nacional e internacional a las que la universidad se ha cerrado y se ha abierto a lo largo de su historia.

  • Sobre la competencia simbólica: Un factor que bien cabría analizar, particularmente en la tercera mirada del artefacto pentacular de Ibarra, es la competencia entre las agencias de producción de bienes simbólicos, incluyendo no sólo los discursos sobre y dentro de la universidad, sino también los discursos pedagógicos (Bernstein, 1994), es decir, esas complejas mezclas de discursos profesionales y educativos que se construyen dentro de las universidades a través del currículum y la enseñanza. También cabría ver la pertinencia y competitividad social de esos discursos en función de otros discursos "educativos" como los de los medios electrónicos de comunicación (televisión, internet, principalmente) y otros aparatos culturales.

  • Sobre los discursos y los saberes organizacionales: Una cuestión que llama la atención es la forma como los saberes sobre las organizaciones generados en los inicios del siglo XX -que cita Ibarra en el capítulo 3 (p. 214)- parecen dominar los discursos modernizadores y neoliberales de la gestión universitaria al comenzar el siglo XXI. Dichos saberes aparecen no tanto como referentes conceptuales explícitos sino como referentes ideológicos no cuestionados dado su alto valor pragmático para el proyecto político-económico de la globalización neoliberal.

Como puede verseLa universidad en México hoy deja amplias vetas descubiertas, insinuadas o inexploradas, así como múltiples vías de diálogo a partir de experiencias y visiones distintas. Con ello Eduardo Ibarra logra plenamente otro de los propósitos, planteados en la apertura y en el cierre de su libro: delinear nuevos derroteros para la reflexión y la comunicación sobre las universidades mexicanas.

Referencias

Bernstein, B. (1994) La estructura del discurso pedagógico, Ed. Morata. Madrid. Pp. 236.

Morin E. (1994). Introducción al pensamiento complejo, Ed. Gedisa, España. Pp. 167.

Ontoria P. A. et al. (1996). Mapas conceptuales. Sexta Edición. Narcea S.A. de Ediciones. Madrid. Pp. 207p.

Ontoria P. A. et al. (1999). Potenciar la capacidad de aprender y pensar. Modelos Mentales y Técnicas de Aprendizaje-Enseñanza. Narcea S.A. de Ediciones, Madrid. Pp. 189.

Acerca de la autora de la reseña

Luz-María Nieto-Caraveo
Coordinadora General de la Agenda Ambiental
Universidad Autónoma de San Luis Potosí,
San Luis Potosí, México.

Lmnieto@uaslp.mx
http://ambiental.uaslp.mx

Luz María Nieto Caraveo es ingeniera agrónoma y maestra en ciencias de la educación. Actualmente es profesora investigadora de tiempo completo de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (México). Su línea de trabajo académico es la construcción de la perspectiva ambiental en el currículum técnico y profesional, y colateralmente ha trabajo los temas de planeación y evaluación de la educación superior.

Acerca de el autor del libro

Eduardo Ibarra Colado es profesor Titular “C” del Área de Estudios Organizacionales de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa. Es doctor en Sociología por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Actualmente es Coordinador de la Línea en Estudios Laborales del Posgrado en Estudios Sociales de la UAM-Iztapalapa. Además, es coordinador del Seminario Permanente de Estudios sobre la Educación Superior del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM. Su trabajo de investigación se ha orientado a lo largo de las dos últimas décadas al estudio de las organizaciones y el análisis de la universidad. Ha publicado diversos libros, ediciones y artículos tanto en México como a nivel internacional. Entre sus obras más relevantes se encuentran La universidad ante el espejo de la excelencia (1993, 1998), Global Management: Universal Theories and Local Realities (1999), Re-conociendo a la universidad, sus transformaciones y su porvenir (2000) y La universidad en México hoy: gubernamentalidad y modernización (2001). Es Investigador Nacional nivel II del Sistema Nacional de Investigadores.


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