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Piña Osorio, Juan Manuel (Coord.). (2003).
Representaciones, Imaginarios e Identidad: Actores de la
Educación Superior. México: Centro de Estudios
sobre la Universidad/Plaza y Valdés Editores/Universidad
Nacional Autónoma de México.
239 páginas
ISBN 910-32-0370-1 (CESU)
ISBN 910-722-209-3 (Plaza y Valdés)
Reseñado por Liliana Bergesio
CONICET/FHyCS-UNJu
19 de junio de 2004
Este libro analiza lo que en muchos trabajos de
ciencias sociales se deja de lado, opacado, fuera de foco: el
sentido común. Pero a esto le suma un doble efecto:
el sentido común de docentes, investigadores, estudiantes
del nivel superior. Este objeto poco trabajado dentro de las
ciencias sociales, objeto de estudio de los trabajos aquí
reunidos, son los actores sociales, pero específicamente, su
forma de pensar, sus imágenes, sus creencias e incluso, sus
prácticas. Esto, por sí solo, el incursionar en
aquellos que generalmente se deja de lado, porque se supone que
no es importante dentro de los ángulos de la
investigación, provoca y estimula su lectura.
El libro comienza con una clara y amena presentación de
Juan Manuel Piña Osorio, que además de orientar la
lectura, presenta el tema central, la metodología utilizada
y los diferentes capítulos que lo componen; invitando a su
lectura pero además, provocando al lector a que se interese
por la investigación y reflexión de esa faceta de la
realidad social que se denomina sentido común.
A esta presentación le siguen cuatro trabajos de
investigación:
- “Imágenes sociales sobre la calidad de la
educación. Los actores de tres carreras de la UNAM” de
Juan Manuel Piña Osorio
- “La identidad del maestro de educación normal.
Entre representaciones e imaginarios sociales” de Carmela
R. Güemes García
- “Excelencia en el trabajo científico.
Representaciones de los agentes de postgrado” de Olivia
Mireles Vargas
- “Ser y pensar. Aprendizajes de las mujeres durante la
huelga de la UNAM, 1999-2000” de Margarita Mata Acosta,
Gloria Luz Rascón Martínez y Mariana Romo
Patiño.
La idea central que recorre los diferentes trabajos es que los
actores o agentes son portadores de papeles que desarrollan en
distintos espacios particulares. Los papeles o roles son sociales
pero se expresan individualmente. Es decir, para los casos
aquí analizados, docentes y estudiantes del nivel superior
son seres humanos enteros que despliegan tanto papeles sociales
específicos dentro del escenario escolar, como individuos
particulares con una historia personal construida con otros. Por
lo que, en los trabajos aquí reunidos, se considera que la
realidad social es múltiple, porque depende de la
particularidad social de sus actores y de sus respectivos mundos
sociales. No pretenden la generalización de los hallazgos,
sino simplemente destacar la particularidad de las formas de
pensar y, además, consideran que es importante hacer
investigaciones que partan del punto de vista de los actores y la
recreación que en cada espacio se hace de lo social-global.
Sin embargo, en ninguno de los trabajos aquí expuestos se
niega el peso de las políticas educativas actuales que han
dado un giro importante a las prácticas en los centros
educativos. Empero, se destaca que lo importante desde la
investigación que se basa en la perspectiva de los
actores, como los trabajos reunidos en este libro, es el
conocimiento detallado de las formas de pensar y las
prácticas específicas producidas dentro de cada
ámbito escolar por lo que las investigaciones tienen un
carácter local. Los ámbitos escolares analizados son la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la
Escuela Normal de Especialización de México.
En todos los trabajos se destaca la importancia del
conocimiento del sentido común y de las prácticas
derivadas de ello. Se privilegia al actor y su subjetividad, y al
agente que actúa en sus condiciones de posibilidad. Se
reconoce que las prácticas no están aisladas del
entorno social, sino que responden a un contexto histórico
sociocultural más amplio que rebasa a la escuela, facultad o
programa. Todos los casos remiten a la comprensión de que el
pensamiento de sentido común es sumamente complejo, porque
dentro de cada espacio particular se recrean los lineamientos
generales y además se elaboran o reconfiguran ideas y se
desarrollan prácticas sociales vinculadas con cada
grupo.
En las cuatro investigaciones independientemente del universo
de estudio (la UNAM o la Normal de México), la
metodología empleada se basó en el trabajo de campo. Se
empleó la entrevista y, en algunos casos, se registraron las
observaciones de las prácticas pero en cada proyecto se
privilegió la perspectiva de los actores, cada grupo de
investigación, o al menos así lo plantean,
“...aceptó la perspectiva de los testimoniantes y en
ningún caso se condenó su verdad, simple y
sencillamente se interpretó” (p.12).
La primera de las investigaciones que se presentan en el libro
es la de Juan Manuel Piña Osorio:
“Imágenes sociales sobre la calidad de la
educación. Los actores de tres carreras de la
UNAM”. Este artículo es un avance de
investigación cuyo objetivo es destacar la importancia del
conocimiento del sentido común y sus respectivas
imágenes, creencias y representaciones. Y se sostiene que
esto interesa porque ellas indican la forma de pensar y, en
consecuencia, guían las prácticas sociales que
despliegan los actores en los diversos espacios de la vida
cotidiana escolar.
El trabajo de campo para esta investigación se llevó
a cabo en Economía, Pedagogía y Sociología de la
Ciudad Universitaria y la Escuela Nacional de Estudios
Profesionales de la UNAM. Para la obtención del material de
campo se aplicaron cuestionarios a 1160 estudiantes y 42
entrevistas realizadas con estudiantes, académicos y con el
coordinador de cada carrera basadas e la pregunta:
“¿qué significa para ti la calidad de la
educación?”. Lo que interesó conocen en este
trabajo son las imágenes sociales que los actores de tres
carreras construyen sobre la calidad en educación, desde su
escenario cotidiano, independientemente de su solidez
teórica, de su pertinencia social, o de la cercanía o
distancia que pueden tener con respecto a las definiciones
oficiales o las realizadas por los expertos en la temática.
El centro del análisis se coloca en la perspectiva de la
persona, en su conocimiento sobre el entorno educativo,
específicamente en el conocimiento del sentido
común.
Los resultados de la investigación se exponen en
distintos apartados. En el primero se problematiza sobre el
discurso de la excelencia y el impacto que éste ha tenido en
el plano de las imágenes y en las prácticas de los
académicos y estudiantes de las instituciones de
educación superior. En el siguiente se exponen las
peculiaridades del conocimiento de sentido común,
específicamente, la construcción de creencias,
percepciones, representaciones e imágenes. Cada una de
éstas son resultado de la interacción y de
prácticas sociales compartidas y, por ende, son sociales. En
el siguiente apartado se desarrolla la noción de
particularidad; la persona clasifica lo real-empírico desde
su particularidad. La construcción de imágenes responde
a lo particular, porque el escenario de lo cotidiano así lo
es. Posteriormente se destacan los hallazgos de la
investigación, la interpretación del material
empírico. Los apartados son los siguientes: la calidad de la
educación como un valor, la calidad de la educación
como formación de valores, la calidad de la educación
entre la producción intelectual y las condiciones de
trabajo, la calidad de la educación y sus obstáculos
con tres subapartados: los que estamos en la periferia, la falta
de infraestructura académica y el incumplimiento de los
programas. Por último, se cierra con unas consideraciones
finales en las cuales se puntean los principales resultados de
esta investigación pero en las cuales podemos encontrar
importantes aportes para las investigaciones en general que
tengan como tema el sentido común y las representaciones
sociales:
- La UNAM (y esto, tal vez, se podría ampliar a las
instituciones educativas en general) es una institución
compleja, porque tiene diversas problemáticas sociales en
cada uno de sus campos y en cada una de sus escuelas y
facultades.
- En todo espacio social se construye imágenes sociales,
porque son resultado del movimiento y de la inquietud de los
actores; las imágenes, creencias, representaciones son
formas de conocimiento de sentido común. Indican la
dirección de una comunidad. Además, son particulares
porque responden al mundo de la persona: condiciones de vida,
trayectoria académica, edad, y también del lugar donde
se encuentran adscritos.
- El espacio por un lado y el tiempo por otro son las
coordenadas que sirven como cimiento para la construcción de
imágenes sociales.
- Las imágenes son sociales porque se construyen con los
otros y tienen significado para los otros.
- Las imágenes son particulares porque se construyen
dentro de los espacios de la vida cotidiana, caracterizados por
su particularidad. Así como hay un espacio (lugar) y tiempo
(año, mes) también hay una particularidad de la
persona, sus coordenadas de la vida social, esto es, su
situación social dentro de un escenario social. La
particularidad del espacio-temporal-social es lo que permite
explicar por qué las imágenes son particulares y no
generales.
- Las imágenes sociales son una veta interesante para que
incursionen los investigadores educativos y los tomadores de
decisiones, porque indican el sentir de los actores de una
institución específica.
- En este estudio en particular, las imágenes de calidad
de la educación expuestas por los actores entrevistados, no
veían la generalidad promovida por los organismos nacionales
encargados de impulsar la excelencia sino, por el contrario, se
basaron en el mundo inmediato del actor: el aula, el compromiso,
las diversas tareas académicas, la enseñanza, la
dedicación y las condiciones materiales (institucionales y
personales).
La segunda de las investigaciones que se presentan en el libro
es la de Carmela R. Güemes García: “La
identidad del maestro de educación normal. Entre
representaciones e imaginarios sociales”. En este
interesante y bien documentado trabajo se muestra una
síntesis de algunos hallazgos encontrados en el desarrollo
de un trabajo de investigación sobre las representaciones
sociales en la construcción de los procesos identitarios
del docente de educación normal para el caso de la Escuela
Normal de Especialización (México D.F.). El objetivo
principal de esta investigación se centró en estudiar
las expresiones culturales contenidas en el quehacer cotidiano
del docente. Para la aproximación al objeto de estudio la
autora parte de reconocer que en el hacer docente aparecen
entrecruzados elementos de carácter psicológico y
socioculturales que confluyen en la definición y
delimitación de su propia representación y su hacer
cotidiano.
El interés del trabajo radica en la búsqueda de
opciones a la formación de profesores desde una perspectiva
distinta de la racionalista y formal. Esta opción la
localiza en la teoría de las representaciones
sociales y de los imaginarios, porque desde ésta
se indaga en la subjetividad y los significados. Se
sostiene que los maestros, en su hacer cotidiano, no sólo
efectúan actividades previamente pensadas, sino que
también participan de manera activa en la consolidación
de una red de representaciones e imaginarios sociales. La
pregunta que orienta a la autora es: ¿qué es lo que
proporciona sentido de identidad al maestro?. Respondiendo
que esta identidad no se diseña en el presente, sino que es
tributaria de la historia del magisterio y de la imágenes
que se tienen sobre él. Para aprehender las representaciones
e imaginarios se basa en una metodología que se centra en la
interpretación del sentido. De igual forma busca un sustento
teórico distinto del conductivismo psicológico y del
estructuralismo marxista y se apoya principalmente en una
perspectiva psicosocial: la teoría de las representaciones
sociales. Desde esta perspectiva la autora afirma que todo sujeto
(individual o grupal) construye sus representaciones desde la
posición (distintiva) en la que se encuentra en el espacio
social, y desde la relación que establece con otros sujetos
(individual o grupal) que ocupan la misma posición o
posiciones diferenciadas en el mismo espacio. Señalando que,
desde esta perspectiva, el análisis de las representaciones
sociales implica un estudio longitudinal que incluye sus
posibilidades de construcción y reconstrucción, porque
considera que producto y proceso son indisociables.
En base a una bien justificada opción teórica afirma
que, si bien se puede hablar de identidades individuales y
colectivas, ésta última es la condición de
emergencia de la primera. Incluso, habla de una
“...evidente relación de interdependencia entre
ambas” (p. 85). En consecuencia se afirma (retomando a
Habermas) que la identidad del yo sólo es posible en el
interior del nosotros. En consecuencia se considera que la
identidad colectiva no planea sobre los individuos, sino que
resulta del modo en que los individuos se relacionan entre
sí dentro de un grupo o de un colectivo social. Por lo
tanto, en esa relación dialéctica entre la identidad
personal y la colectiva, una representación social nunca es
simple suma de las diversas representaciones individuales, ni
tampoco el denominador común de éstas. La
representación social es la matriz a partir de la cual
emergen las diversa representaciones individuales o, si se
prefiere, la representación social es asimilable a una
estructura profunda de tipo colectivo a partir de la cual
emergen, a nivel de superficie, las distintas representaciones
individuales.
A continuación de esta revisión teórica se
exponen los resultados de la investigación en distintos
apartados. En primer lugar se procura desentrañar las
representaciones sociales que definen el sentido identitario de
los maestros de educación normal, comenzando por las
representaciones del maestro en el proceso de la identidad
nacional y el proyecto revolucionario para luego analizar las
representaciones sociales del maestro de la Escuela Nacional de
Especialización. Primero se recurre a la evocación al
normalismo, y luego a la necesidad de poseer los conocimientos
adecuados a través de procesos de formación y
actualización; a la formación moral; al prestigio de la
entrega y el compromiso desinteresado; a la autoridad
pedagógica; a la autonomía profesional; al
análisis de las pertenencias; y finalmente a las luchas
simbólicas por el reconocimiento entre normalistas y
universitarios.
El haber asumido la perspectiva de la subjetividad
social en esta investigación, le permitió a la
autora ilustrar la importancia de lo cultural en el análisis
de la problemática de la actividad docente, así como
comprender que más allá de los aspectos formales, el
quehacer docente también tiene que ver con configuraciones
simbólicas-discursivas de orígenes diversos:
imaginarios sociales, representaciones sociales, mitos,
creencias, etc. Esto es, con un universo de sentido que
cristaliza la representación que hace de sí mismo el
maestro y, por ende, de su propia labor. Ese “universo de
sentido” se construye en el proceso de la interacción
social cotidiana al articular construcciones significativas del
pasado con experiencias del presente. Al respecto, la autora
asevera que las continuas evocaciones que realiza el maestro con
respecto a la época gloriosa del normalismo, más que
una mirada nostálgica al pasado remite a un proceso de
apelación a referentes de identificación
simbólico-tradicionales; referentes que permiten afirmar la
existencia de un sentido de pertenencia al grupo.
En los resultados de la investigación se puede ver que
varios de los significados que dan sentido a la
autopercepción del maestro, se ubican en el terreno de las
imágenes que se han proyectado sociohistóricamente
sobre su figura. Lo que lleva a la autora a afirmar que su hacer
cotidiano está revestido de creencias, mitos y valores. Pero
hay una aclaración que realiza y es importante recuperar,
esto es, aunque la identidad del maestro se configura desde
ciertos vestigios simbólicos, no quiere decir que se tenga
que asumir como una esencia acabada e inmutable. Por el
contrario, la identidad tienen la capacidad, según las
circunstancias, de reacomodarse y moldearse al integrar o adaptar
nuevas experiencias a los esquemas previamente establecidos. Sin
embargo, esto no implica que se modifique el núcleo
cultural, la matriz cultural que define la presencia y
cohesión de un grupo. Así pues, esta investigación
revela que a pesar de las continuas luchas del gremio magisterial
por su reivindicación y dignificación social, de la
adopción de algunas novedades, de la autoasignación de
diferentes roles, persiste una evidente identidad colectiva con
fuertes referentes de identificación de ese pasado, más
correctamente, de esa “tradición normalista”.
Incluso, la autora sostiene que se puede afirmar que la
dinámica en la se expresan los significados que configuran
la representación de ser maestro normalista predomina
significativamente, por lo que infiere que persistirá por
mucho tiempo.
En este sentido plantea que se hace necesario un proceso de
autocrítica por parte del maestro, de reconocer y aceptar
que su identidad está muy imbuida de creencias socialmente
construidas. Por lo tanto, la búsqueda de la
reinvindicación y dignificación del normalismo no
sólo debería hacerse desde lo formal, sino desde la
desmitificación en el terreno de lo simbólico-cultural.
Considero que la presente investigación, sin duda, aporta
fuertes argumento en este sentido que invitan a continuar con su
reflexión y profundización en futuros trabajos.
La tercera de las investigaciones que se presentan en el libro
es la de Olivia Mireles Vargas: “Excelencia en el trabajo
científico. Representaciones de los agentes de
postgrado”. El planteo central es que, en la actualidad, la
excelencia académica es un eje rector de la vida
universitaria. La autora observa que desde diferentes instancias
(gobierno federal, organismos internacionales) se invita, cada
vez con más énfasis, a lograr la excelencia. Desde este
horizonte recuerda que algunos estudiosos del tema están
haciendo análisis profundos sobre las implicaciones que
genera la adopción del discurso de calidad y la excelencia
en el contexto universitario. Sin embargo, destaca que aún
son pocos lo trabajos que abordan el tema desde una perspectiva
que permita observar el quehacer cotidiano de los agentes
sociales que construyen día a día imágenes y
representaciones de excelencia. Acercarse al pensamiento de
sentido común, dice, posibilita descubrir todo un mundo
de elaboraciones complejas que están en la base de todas las
acciones.
El presente trabajo pretende, y lo logra, aportar en este
sentido. El objetivo central del mismo es generar un acercamiento
a la representación de la excelencia escolar,
específicamente en el posgrado universitario. Para lo cual
se parte de que la excelencia es una representación y como
tal guía las prácticas de los agentes que día a
día participan en los procesos escolares. Esta perspectiva
parte de entender que la excelencia es una construcción
social, producto de la historia y de ciertas condiciones de
posibilidad. Tales elementos le permiten a la autora mostrar que
no admite un definición única, que no es posible
entenderla en general, sino única y exclusivamente en una
situación concreta, que es posible gracias a la confluencia
de múltiples factores o condiciones.
El objetivo del trabajo es, entonces, describir y analizar las
representaciones y las prácticas de la excelencia escolar en
tres programas de posgrado en el área de ciencias
experimentales: Ciencias Biomédicas, Ciencias
–Neorobiología- y Ciencias Bioquímicas de la
UNAM. Para ello primero se realizó una revisión
teórica de qué se entiende por representaciones, para
luego examinar las representaciones de excelencia en un espacio
social acotado. La autora parte de que la comprensión del
campo de estudio que ha seleccionado, como todo lo social, no es
una cuestión simple; por ello, primero revisa cuidadosamente
distintas informaciones bibliográficas para confeccionar su
marco teórico con el fin de entender, desde diferentes
perspectivas, los fundamentos de las representaciones. Los
autores que elige para esto son básicamente: Émile
Durkheim, Pierre Bourdieu, Dense Jodelet, Alfred Schütz y
Phillippe Perrenoud.
Como resultado de la investigación se puede
afirmar que los actores de algunos programas de posgrado de la
UNAM, todos dentro del padrón de excelencia de CONACYT,
realizan las prácticas educativas y académicas que para
ellos son de excelencia. Un dato interesante que señala la
autora es que las representaciones de los agentes estudiados
coinciden con los señalamientos formulados por instancias
gubernamentales encargadas de la evaluación, por ejemplo,
profesores de tiempo completo, investigadores en activo, miembros
del Sistema Nacional de Investigadores, reconocidos nacional e
internacionalmente; estudiantes jóvenes, dedicados
exclusivamente a sus estudios, becados, adscritos a un proyecto
de investigación; las instalaciones del programa con toda la
infraestructura académica necesaria para cumplir plenamente
con todas las tareas del mismo, entre otras cosas. Los actores
consideran que su programa funciona de manera normal, porque
así ha funcionado desde años atrás.
La principal conclusión de este trabajo, lo
que constituye a la vez un aporte interesante y motivo de futuros
debates necesarios, es que no se puede homogeneizar la
noción de excelencia, porque existen múltiples formas
de ella que son producto de una construcción social; dado
que la representación y las prácticas de la excelencia
varían de un sistema educativo a otro, según la
historia particular y las condiciones de posibilidad
(infraestructura, currículum, sistema de evaluación,
concepción del proceso enseñanza-aprendizaje) ofrecidas
a los gentes que dan dinamismo a la estructura social. Lo que se
puede resumir con la frase final de la autora: “
Ciertamente, el calificativo de programas de excelencia les fue
asignado a estos proyectos académicos, pero más
allá de ese reconocimiento oficial, la excelencia deambulaba
en las mentes y las acciones de los agentes que son parte de ese
campo” (p.213).
La cuarta y última de las investigaciones que se
presentan en el libro es la de Margarita Mata Acosta, Gloria Luz
Rascón Martínez y Mariana Romo Patiño: “Ser
y pensar. Aprendizajes de las mujeres durante la huelga de la
UNAM, 1999-2000”. Las autoras son integrantes del Seminario
Permanente sobre la Condición de Género en la
Investigación Educativa y su interés principal en este
trabajo fue conocer la palabra de las estudiantes que
participaron en el movimiento de huelga de la UNAM en 1999-2000.
La principal preocupación consistía en poder analizar
este acontecimiento desde el lugar de la propia comunidad
estudiantil participante, centrando su objetivo primordial en las
mujeres. Por lo que buscaron conocer y reconocer a algunas de
estas mujeres desde su palabra, saber quiénes son y
cómo son sus formas de ser y pensar. Esto les permitió
mostrar aquellas vivencias que quedan ocultas por lo cotidiano.
Ya que consideran que es allí “...donde se encierra lo
valioso de ese mundo íntimo y desconocido de la experiencia
personal que suele perderse en el grupo, en la masa y en la
interpretación y prejuicios de los medios de
comunicación” (p.218). Con esto como marco, las
autoras proponen recuperar las experiencias a través
del testimonio oral, pues consideran que la palabra hablada
permite liberar con mayor espontaneidad y profundidad los
recuerdos, los sentimientos y las imágenes guardadas.
Como metodología de trabajo para esta investigación
se concentraron en un plano interdisciplinario teniendo como eje
de análisis la perspectiva de género. Trabajando, por
un lado, a partir del análisis de representaciones
colectivas (mentalidades), las cuales se forman en el
nivel de lo cotidiano, lo automático y en una
construcción siempre colectiva, que regula sin explicitarse,
es decir, aquellas que esbozan las diferentes formas a
través de las cuales las comunidades, partiendo de sus
diferencias sociales y culturales, perciben y comprenden su
sociedad y su propia historia. Por otro lado, el estudio se
concreta en los estudiantes universitarios como comunidad
particular dentro de este gran contexto de representaciones
colectivas (mentalidades), en el que realizan un recorte para
poder observar las representaciones individuales
(identidades de género) de las mujeres que
participaron en la huelga.
Entonces, a partir del género como eje de
análisis las autores observan la forma en que las
estudiantes vivieron y percibieron el movimiento, desde el lugar
social de ser mujer, es decir cómo percibieron y vivieron su
cuerpo, tanto en el sentido de realidad sexuada, como de lugar de
articulación, de formas de pensar, actuar y sentirse dentro
del movimiento, con el fin de establecer la forma en que el mundo
social imprime características para hombres y mujeres que al
ser construcciones sociales no resultan naturales.
Las autoras plantean que realizar este estudio en el contexto
del movimiento estudiantil les permitió la posibilidad de
observar a las mujeres fuera de la cotidianidad preescrita, como
forma de irrupción frente a lo socialmente aceptado e
instituido. Plantean que la huelga ofrece un escenario
idóneo para el surgimiento de lo original e inédito,
que por las características propias de este movimiento abre
posibilidad de recolocación en la relación al
género. En síntesis, sostienen que la
representación es el resultado de la articulación del
proceso de construcción de visiones personales (identidades
de género) de la realidad, a partir de estructuras
preformadas amplias (mentalidades).
El trabajo que presentan contiene el análisis obtenido de
los testimonios de 12 estudiantes universitarias, inscriptas en
diversas escuelas y facultades de la UNAM. La selección de
entrevistadas se hizo con base en dos criterios muy básicos:
ser mujer y haber participado en el movimiento que se analiza.
Las entrevistas las realizaron a partir de un guión abierto
que construyeron para indagar sobre las experiencias de las
estudiantes bajo tres aspectos centrales:
- La familia, antecedentes de participación
política.
- Lectura de participación en el contexto social.
- Formas de dar cuenta de su identidad de género.
El reconocimiento del material en su conjunto, tras la
trascripción de los registros les permitió detectar, en
el discurso, las representaciones a las que se remiten las
estudiantes, la percepción y significados de la realidad que
viven en el espacio familiar, escolar y social antes y durante la
huelga. Así, dentro del universo de información,
señalan en este trabajo sólo algunos aspectos
importantes (no todos los posibles, sino solo algunos lo cual no
le resta valor al trabajo, solo es necesario precisarlo) de la
forma en que cada una teje y desteje las representaciones de
familia, huelga, identidad, relaciones y aprendizajes.
El análisis de estos testimonios les permitió a las
autoras observar que la participación comprometida durante
todo el proceso vivido, les facilitó las construcciones de
nuevas representaciones tanto de sí mismas como de lo
social. Éstas se reflejan, afirman, en los cambios en cuanto
a la percepción del sentido de pertenencia a la
institución, en la observancia de nuevas formas de
reflexión crítica hacia la autoridad, en la capacidad
de tomar la palabra como un medio para proyectarse en lo social
y, principalmente, en el reconocimiento del compromiso social de
su formación profesional, como una respuesta comprometida
con las necesidades y demandas de la sociedad en su conjunto, en
oposición al funcionalismo de las políticas
socioeconómicas prevalecientes.
De esta forma las autoras pretenden (y lo logran) dar una
nueva y complementaria mirada al movimiento estudiantil, que
permite entenderlo desde un ángulo diferente, y mostrar esa
parte del discurso que suele, por lo general, quedar oculto: el
de las mujeres. A su vez, y en tónica con todos los trabajos
de este libro, muestran empíricamente “...la
importancia de incluir a los sujetos y sus especificidades como
un elemento importante en el tejido que sostiene, en la
actualidad, la dinámica de la vida universitaria”
(p.238).
Comentarios generales
Este libro aporta reflexión teórica y trabajo
empírico muy bien documentado. Es de muy amena lectura y de
desafiantes argumentos que invitan a la reflexión
crítica por lo que lo hacen muy recomendable. En especial
para docentes, estudiantes y funcionarios del área de
educación en especial aunque no exclusivamente. En general,
puede interesarle a distintos profesionales e investigadores
interesados en las representaciones sociales y el
análisis social del sentido común. Se trata pues
de un libro interesante y oportuno, que aporta con teoría y
datos empíricos a un tema poco tratado pero de creciente
interés. En definitiva, una obra muy recomendable que sin
duda será bien acogida por profesionales y estudiosos del
área.
Una particularidad de esta obra es que, a pesar de tratarse de
una compilación de cuatro investigaciones realizadas por
distintos/as investigadores/as, mantiene un hilo conductor
innegable. Por lo que se conforma como una obra integral y no
como una suma de trabajos.
Por ello, aunque se pueden leer los trabajos por separado, es
recomendable leer el libro completo. Pero yo modificaría
levemente el orden de los trabajos de investigación
sugiriendo leer el trabajo de Piña Osorio
“Imágenes sociales sobre la calidad de la
educación...” no en primer término sino luego del
último trabajo de investigación que se presenta en el
libro, es decir el de Mata Acosta et. al. “Ser y
prensar...” porque se comprende mejor el primero luego de
conocer en detalle la Huelga de la UNAM de 1999-2000 (en
especial, por ejemplo, para aquellos que no somos o no hemos
estado en México cuando se llevó a cabo la misma).
Fe de erratas
El libro tiene algunos errores que deberían ser
corregidos en futuras ediciones.
En el primer trabajo “Imágenes sociales sobre la
calidad de la educación. Los actores de tres carreras de la
UNAM” de Juan Manuel Piña Osorio la bibliografía
está incompleta.
Página 26 nota 5 donde dice “Geert”
debería decir “Geertz”.
Página 31 nota 6, tercera línea, tercera palabra,
donde dice “distitnos” debería decir
“distintos”.
Sobre la autora de la reseña
Liliana Bergesio es Licenciada en Antropología,
Maestranda en Teoría y Metodología de las Ciencias
Sociales y cursa la carrera de Especialidad en Docencia Superior
(FHyCS-UNJu). Es docente universitaria e investigadora de la
FHyCS-UNJu (Jujuy-Argentina). Es Becaria de Formación de
Postgrado de CONICET (Argentina).
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