miércoles, 16 de abril de 2025

Ornelas, Carlos. (Compilador). (2002). Valores, calidad y educación: Memoria del primer encuentro internacional de educación. Reseñado por Edith J. Cisneros-Cohernour, Universidad Autónoma de Yucatán

Reseñas Educativas/Education Review

 

Ornelas, Carlos. (Compilador). (2002). Valores, calidad y educación: Memoria del primer encuentro internacional de educación. México, DF: Editorial Santillana.

311 pp.
ISBN: 970-29-0184-7

Reseñado por Edith J. Cisneros-Cohernour
Universidad Autónoma de Yucatán

22 de septiembre de 2004

El libro Valores, calidad y educación: Memoria del primer encuentro internacional de educación presenta las memorias del Primer Congreso Internacional de Educación organizado por la Editorial Santillana. Este congreso, realizado del 15 al 16 de febrero de 2002 en la ciudad de México, contó con la presencia de 300 participantes entre maestros, administradores escolares, filósofos e investigadores educativos de diferentes partes del mundo.

El compilador de las memorias, Carlos Ornelas, hace un trabajo excelente organizando los diferentes ensayos acerca de los tres temas centrales del congreso: valores, calidad y educación. Los autores dan un diferente énfasis a estos temas, y en algunos casos proponen nuevas temáticas para análisis futuros.

Entre los trabajos que enfatizan los temas de valores y educación se encuentran los ensayos de Martínez, Latapí, García y Levinson. Los dos primeros autores dan más peso a qué valores deben promoverse. Martínez opina que la educación debe desarrollar la autoestima de los estudiantes porque la considera esencial para el desarrollo del deseo de superación tanto en las ciencias como en las artes. Además de la autoestima, Martínez cree que las escuelas deben promover un sentido de justicia, y racionalidad para la resolución de diferencias entre las personas. En su opinión, la escuela debe centrarse en el presente pero debe también tener en cuenta el pasado y el futuro. Por su parte, Latapí opina que una educación de calidad debe desarrollar en los estudiantes su carácter, su inteligencia, así como la compasión, y la sensibilidad a las necesidades de los demás. De acuerdo con este autor, un estudiante debe ser educado de tal manera que desarrolle su autoestima y su sentido de logro, pero también debe aprender que la libertad implica responsabilidad hacia las necesidades de los demás. Para Latapí, las escuelas deben promover una formación integral.

Los ensayos de García, Levinson y Savater se enfocan más en quién es responsable por promover estos valores. Para García la responsabilidad radica primordialmente en el docente. Los cambios en la educación del siglo XXI, tales como la globalización, la descentralización, autonomía, el impulso a la tecnología y los medios de comunicación, tienen implicaciones en el papel del maestro. Éste debe ser no sólo experto en su campo de conocimiento y poseer destrezas para la enseñanza, sino que también debe contribuir al desarrollo integral del estudiante al promover valores tales como la comprensión, la tolerancia, el respeto, la honradez, la veracidad, los buenos modales, la coherencia en sus convicciones. De acuerdo con García, la calidad de la educación que el maestro promueva dependerá de la dignidad, profundidad y extensión de los valores que haya sido capaz de suscitar y actualizar.

Levinson, por su parte, se centra en el papel que la escuela tiene en el desarrollo de la formación ética y cívica de los estudiantes. Este autor está particularmente interesado en la formación de valores democráticos y utiliza los datos de una investigación etnográfica llevada a cabo en una escuela secundaria federal mexicana para ilustrar cómo la escuela puede o no contribuir a la formación de valores tales como la solidaridad, la cohesión o la cooperación social. Para Savater, es esencial que en nuestra sociedad los valores sean enseñados a las nuevas generaciones de forma tal que les permitan reflexionar acerca de su cultura y los valores inmersos en ésta, así como para decidir que valores transmitir a las generaciones futuras.

Entre los autores que enfatizan los temas de calidad y educación se encuentran Siller, Weiss, Alonzo, Ornelas, y Schmelkes. La preocupación de Siller es la calidad en un contexto de desigualdad. Él considera que una educacion de calidad debe centrarse en resultados, pero debe dar especial atención a mejorar las condiciones de pobreza de los educandos. Una educacion de calidad es desde su perspectiva, "un imperativo moral, condición de desarrollo y factor determinante de estabilidad social" (p.260). En este contexto, los procesos de evaluación, investigación e innovación educativas deben ser permanentes y sistemáticos, para obtener "datos confiables y validos acerca de indicadores, tales como el número de escuelas, los maestros, los estudiantes, la permanencia, deserción, y aprobación" (p.267).

Por su parte, Weiss y Alonzo se enfocan en cómo pueden establecerse programas y organismos para mejorar y evaluar la calidad de la educación publica. Weiss analiza los programas federales para extender la cobertura y eficiencia de la educación en las zonas rurales, la telesecundaria, los programas compensatorios, la compensación a los docentes, las asociaciones de padres de familia, entre otros. Alonzo, hace una reflexión de las necesidades de reformas estructurales, en la legislación y la organización de las instituciones gubernamentales, a fin de mejorar la eficiencia y funcionamiento de la administración pública. Su ensayo apoya la creación del Instituto de Evaluación que proporcionará al poder legislativo los criterios para la asignación del un presupuesto que, en opinión de este autor, garantice la calidad y equidad de la educación pública.

Ornelas y Schemelkes, se centran en aspectos de evaluación. El ensayo de Ornelas se enfoca en el estímulo de “carrera magisterial”, creado para mejorar la calidad educativa. De acuerdo con este autor, aunque este estímulo ha contribuido a mejorar el ingreso económico de los maestros y la capacitación de los docentes en ejercicio, ha producido también algunos resultados indeseables. Entre estos se encuentran la competición y las conductas poco éticas por parte de aquellos más preocupados más por obtener el estímulo que por mejorar la calidad de la práctica docente. En opinión de Ornelas, la creación de la carrera magisterial ha fallado en obtener el resultado esperado de mejorar la calidad de la educación, lo cual es evidente en el pobre desempeño de los estudiante mexicanos en los resultados de estudios internacionales como el Third International Mathematics and Science Study (TIMSS, 1993), y los estudios de PISA, y UNESCO.

Aunque Schmelkes también se centra en aspectos de la evaluación, ella enfatiza la dificultad de establecer una relación causal entre evaluación y calidad educativa. De acuerdo con esta autora, la evaluación que más contribuye a mejorar la educación es la que se realiza en función de la planeación educativa. Sin embargo, ella opina que la evaluación por sí misma no puede mejorar la calidad de la educación, ya que nunca podremos evaluar cualitativamente todo lo que pretendemos que la educación sea capaz de lograr. Asimismo, la evaluación no puede ofrecer explicaciones acerca de qué es lo que produce los resultados, ni las diferencias encontradas.

Entre los autores que ofrecen nuevas temáticas para un análisis futuro se encuentran Zorrilla, Waldegg y Frausto Siller. El ensayo de Zorrila se enfoca en las tensiones y obstáculos que existen dentro del sistema educativo mexicano, y que a su vez generan dificultades en el diseño y ejecución de las políticas educativas. Por su parte, Waldegg está preocupada por la tecnociencia y la necesidad de democratizar el conocimiento científico y tecnológico para que los ciudadanos adquieran una cultura científica. Ella considera que si los ciudadanos poseen a una edad temprana los elementos mínimos de los procesos de producción del conocimiento científico, esto les permitirá comprenderlos al igual que sus exigencias, y los guiará hacia un escepticismo saludable. Para Waldegg, los responsables de los sistemas educativos deben ser los primeros que deben poseer una cultura científica, ya que son ellos quienes deben proveer el acceso a la ciencia a una gran mayoría del público escolar.

Frausto Siller por su parte, esta preocupado porque las políticas educativas que guían los procesos de enseñanza aprendizaje se examinen con base en una concepción del contexto sociocultural y de los valores en las que aquellas se originan. Este autor cree que para lograr un cambio cualitativo en la calidad de la educación en nuestro país no es suficiente con incrementar el numero de escuelas e innovaciones educativas, sino cambiar la forma en que “concebimos la educación, sus contenidos, sus métodos y propósitos" (p.253).

En general, puede decirse que los diferentes ensayos identifican aspectos críticos acerca de la formación de valores y la calidad de la educación. Se aprecia un interés común entre los autores de que las instituciones educativas sean responsables de proveer a los estudiantes con una educación holística, que les permita desarrollar su autoestima y las habilidades y competencias para desempeñarse en un mundo cada vez más competitivo, y que desarrolle valores, particularmente aquellos vinculados con la responsabilidad hacia los demás. Los autores parecen también tener un interés preocupación por la responsabilidad y los retos que enfrentan las instituciones educativas, particularmente de los docentes, de quienes se tienen muy altas expectativas para el logro de una educación de calidad que responda a los retos del Siglo XXI y al desarrollo integral de los estudiantes.

En relación con las temáticas de calidad y evaluación, se aprecia la necesidad de un análisis más profundo. Aunque es evidente que existen serios problemas en cuanto a la calidad de la educación mexicana, es necesario tener presente que la complejidad de los procesos educativos requiere de una evaluación holística que sea sensible a la multiplicidad de factores que influyen en el aprendizaje de los estudiantes y en que éstos puedan alcanzar los estándares esperados. Aunque el docente tiene un papel muy importante en este proceso, es importante recordar que éste es sólo uno de los factores que intervienen en el aprendizaje. Otros actores como los padres, los integrantes de las comunidades en las que se encuentran inmersas las escuelas, las autoridades educativas, y aquellos que establecen las políticas y proveen los recursos, tienen también un papel muy importante en la calidad educativa. Es necesario, que las evaluaciones tomen en cuenta el contexto así como la influencia de los múltiples factores dentro del sistema educativo mexicano que afectan el mejoramiento de la calidad de la educación.

Acerca de la autora de la reseña

Edith J. Cisneros-Cohernour es Profesora Investigadora Asociada a la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Yucatán, México. Ella recibió su grado de Doctor en Ciencias (Ph.D) de la University of Illinois at Urbana-Champaign en diciembre de 2001. Durante 1995-2001 estuvo también afiliada al Center for Instructional Research and Curriculum Evaluation de la Universidad Autónoma de Illinois. Sus áreas de interés son evaluación, y desarrollo profesional y organizacional. Asimismo, tiene un fuerte interés en la investigación cualitativa y la educación de estudiantes de diversa herencia étnica y cultural.

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