viernes, 30 de mayo de 2025

Poveda, David (coord.). (2003). Entre la diferencia y el conflicto: Miradas etnográficas a la diversidad cultural en la educación. Reseñado por la Dra. Veronica Pacini-Ketchabaw, Universidad de Victoria

 

Poveda, David (coord.). (2003). Entre la diferencia y el conflicto: Miradas etnográficas a la diversidad cultural en la educación. Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla La Mancha.

240 págs.
ISBN 84-8427-279-6

Reseñado por la Dra. Veronica Pacini-Ketchabaw
Universidad de Victoria (Canadá)
          &
Ezequiel Pacine
Universidad Torcuato Di Tella (Argentina)

11 de diciembre de 2004

El texto indaga asuntos relacionados con las condiciones educativas de las minorías étnicas en España. Estos asuntos son examinados desde una perspectiva etnográfica y sobre todo intedisciplinar (lingüística, pedagógica, psicológica y antropológica), las cuales enriquecen mucho el análisis. Además de una exhaustiva introducción escrita por el coordinador del texto, David Poveda, el contenido del libro se divide en dos partes bien delimitadas: en la primera aparecen cuatro investigaciones realizadas en distintas instituciones educativas de España, y en la segunda, esos trabajos son criticados y se intentan plantear soluciones al problema abierto por la inserción de las minorías etnográficas al sistema educativo.

En la introducción, a cargo de David Poveda, se delimita claramente el tema a analizar en los siguientes trabajos: investigaciones etnográficas sobre la diversidad cultural en las que se reflexiona acerca de las experiencias diarias de los miembros involucrados en la educación. A este apartado Poveda lo tituló “Los retos de una mirada etnográfica a la diversidad cultural de la educación española”. La primer sección de este capítulo incluye una síntesis de la demografía de las minorías étnicas (la población inmigrante y gitana) en España. En particular, Poveda propone prestar atención a la distribución geográfica de estas minorías (la mayoría de las veces optan por asentarse en barrios denominados por el resto de la sociedad como marginales) y a los desafíos que presentan en el sistema educativo español. El autor también invita a reflexionar acerca de los modos en que dicha distribución geográfica ha sido establecida. La segunda sección de este capítulo se ocupa de la educación de “las minorías étnicas como cuestión teórica y empírica” desde una perspectiva etnográfica (p. 16). Muestra una breve síntesis histórica en la que se proponen los marcos en los cuales la diversidad étnica ha sido construida a partir de la década del ´60 del siglo pasado. El autor denomina a estas interpretaciones de la diversidad cultural como “déficit, diferencia y conflicto” y enfoca su discusión a las dos últimas categorías en las que se reflejan los estudios etnográficos que aparecen en los siguientes capítulos (p. 17). A este respecto, Poveda hace un resumen de trabajos destacados en el área de la diversidad escolar, como los de Bourdieu y de Ogbu. Más importante todavía, Poveda remarca que la perspectiva de la diferencia y la perspectiva del conflicto han sido tratadas en la literatura en forma separada, cosa que él quiere evitar. Este tipo de análisis es el que proporciona una innovación importante, y consecuentemente, enriquece el texto en general.

El primer estudio empírico presentado en el texto es el de Virginia Unamuno, “Quién es qui l`escola. El reto de observarnos diversos”. El objetivo planteado por la autora fue analizar las formas en las que los maestros de una institución educativa de Cataluña definen a alumnas y alumnos de minorías étnicas y, al mismo tiempo, como estas alumnas, alumnos y miembros de su comunidad se definen a sí mismos. La conexión que la autora nota entre las interacciones comunicativas e identidades es la contribución más destacada. El estudio parte de la idea “que el análisis de las interacciones comunicativas -por ejemplo, en la escuela- debería incluir cierta mirada sobre quiénes somos los que interactuamos al conversar; una mirada que más allá de los datos externos, nos permita vernos en acción frente a los otros, en el reto de construirnos una identidad relacional, una construcción orientada siempre hacia alguien y emplazada en un aquí y ahora” (p. 32). Los datos analizados en este trabajo fueron obtenidos por medio de entrevistas a alumnos, maestros, directivos y miembros de la comunidad y fueron interpretados a través de un análisis crítico discursivo. La metodología utilizada por la autora es, en nuestra opinión, muy valiosa puesto que permitió relacionar adecuadamente cuestiones de la diversidad cultural con el sistema escolar español. El objetivo de la presentación fue mostrar la dinámica de las prácticas discursivas de inclusión / exclusión en el ámbito de una institución educativa. La conclusión a la que arribó Unamuno es que la escuela no percibe diferencias de raza ni de etnia; sino que ven a su comunidad como algo homogéneo. Proporciona una fuerte argumentación de cómo los docentes presentan y caracterizan a las minorías étnicas “como desposeídos y definidos a partir de una norma que no los incluye (y que denuncia su déficit)” (p. 39). La forma en la cual docentes construyen las prácticas lingüísticas de sus alumnos son detalladamente analizadas en referencia al marco de inclusión / exclusión. En cambio, cuando los alumnos o la comunidad se describen como diferentes, “como parte de grupos diferenciados. Desde lo étnico (la raza, lo puro, lo mestizo) o desde lo lingüístico (hablantes de catalán, de castellano, de vasco, de calo, etc.)” (p. 46). Existe, para ellos, una clara conciencia de ser gitano, mestizo o payo. Más allá de ello, la institución se da por satisfecha con la enseñanza de valores, puesto que la comunidad en la cual está inserta la escuela es considerada marginal. Además, Unamuno considera que por esta misma característica, la escuela falla debido a que reproduce las diferencias sociales. En síntesis, se puede decir que el capítulo es muy rico porque provee un análisis detallado.

El segundo trabajo es de David Poveda y su título es “Saberes sociolingüísticos en una clase multicultural”. El autor utiliza “la ronda” como práctica didáctica para observar y analizar la diversidad etnolingüística en una institución de Madrid con niños y niñas de cinco años y, en especial, la función que cumple la docente en el transcurso de dicha actividad (p. 69). La “ronda” es definida como un recurso en el cual “los niños y niñas se sientan en un círculo en torno a la maestra y se les permite que cuenten al resto del grupo cualquier cosa de interés” (p. 69). En la clase observada los niños contaban diariamente distintas experiencias fuera del contexto escolar, de manera improvisada pero dirigidas por la docente. Poveda centró su atención en dos niños (uno gitano y uno payo) y dos niñas (una española y una magrebí). En la mayor parte del capítulo, el autor expone ejemplos de interacción de los niños con la maestra y analiza ejemplos en relación a diferencias étnicas y culturales. Las conclusiones a las que el autor llega se definen en el próximo extracto:

Actitud y participación de los alumnos y las alumnas en las diversas actividades curriculares y estructuras sociales de la jornada escolar puede incorporar modificaciones y generar nuevas expectativas. La disponibilidad de una explicación cultural a esta diversidad supone nuevas alternativas a considerar por parte de los docentes. Estas alternativas implican cambios en las condiciones que experimentan los alumnos y las alumnas. Las consecuencias menos inmediatas de esta oposición entre un discurso basado en las diferencias individuales y un discurso basado en las diferencias culturales y su realización interactiva no pueden establecerse con facilidad. (p. 91).

El tercer estudio lo realizó Adela Franzé quien lo tituló “Las formas escolares del extrañamiento: Un estudio de los intercambios comunicativos”. A diferencia de los anteriores, este capítulo se refiere específicamente a la situación de alumnas y alumnos inmigrantes entre quienes se destaca un grupo cuya lengua materna no es el castellano. El tratamiento escolar del lenguaje de estos alumnos y alumnas es el asunto en cuestión. El estudio fue realizado en cursos del ciclo superior de un centro escolar de EGB con gran matrícula de alumnas/os inmigrantes en un barrio popular considerado marginal de Madrid. La autora utilizó una combinación de métodos para recolectar información: la observación sistemática de las distintas actividades en las que los alumnos participaban, entrevistas, grupos de discusión y redacciones entre otras. La inmensa mayoría del trabajo estuvo dedicada a explicar las formas en las que las prácticas lingüísticas escolares crean las experiencias de alumnas y alumnos inmigrantes con desafíos lingüísticos. El capítulo relata historias que, aunque extensas, son muy interesantes y vale la pena leerlas en detalle. Estas historias muestran las experiencias de “extrañamiento, ajenitud o extranjeridad” que muchos alumnas y alumnos enfrentan en la escuela. Franzé concluye con un análisis muy similar al presentado por Unamuno: “Los desencuentros y extrañamientos que se producen entre la escuela y algunos alumnos y alumnas, no reside tanto, al menos en un principio, en los contenidos conceptuales-ideológicos y en los temas escolares; sino, antes bien, en los procedimientos que selecciona y aplica, así como en la habilidades, comportamientos y competencias que exige tácitamente” (p. 134). Lo interesante de este argumento es que Franzé propone que existen similitudes entre el extrañamiento experimentado por los alumnos de una minoría cultural o españoles autóctonos.

La última de las investigaciones es la que realizó Viviana Gómez, quien la tituló: “La Compensación educativa: El camino educativo de las minorías étnicas y socioculturales”. El capítulo analiza el programa de educación compensatoria en Madrid, el cual “intenta garantizar la equidad en el acceso a la educación obligatoria tanto a minorías étnicas como socioculturales” (p. 139). En otras palabras, el sistema intenta insertar o nivelar a aquellos niños que presentan un desfase en su conocimiento. Este capítulo toma una dirección diferente a los anteriores. Mientras que los trabajos que le preceden tienen una riqueza de análisis en relación a marcos teóricos; éste produce una mera descripción de los datos obtenidos en el estudio con una escasa complejidad teórica. Para analizar el papel jugado por la compensación en la educación española, la autora comparó la situación de dos instituciones que utilizan métodos diferentes de compensación. Para ello hizo el seguimiento de niños gitanos en dos colegios. En uno se aplicaba un método que se puede denominar más democrático, en el cual los alumnos compensan en el mismo aula que los demás niños; mientras que en el otro estudio quienes debían compensar lo hacían en un momento en el cual sus compañeros están ausentes, es decir extra-clase. El procedimiento utilizado para el seguimiento de los alumnos se basó en el uso de una red comprensiva de métodos: observaciones, entrevistas con profesores y pruebas de evaluación de nivel. La conclusión a la cual llega Gómez es que, a pesar de ser preferible el primer método al segundo (puesto que entre sus objetivos se puede apreciar una mayor integración), ninguno de los dos resuelve el problema central de la compensación. Por eso, Gómez cree conveniente que se realicen más estudios en el área. A lo cual nosotros, como autores de esta reseña, nos adherimos.

Una vez finalizados los trabajos empíricos se incluyen dos capítulos dedicados a una especie de síntesis conceptual. Esta sección representa una dirección interesante en el texto, especialmente el primer trabajo en el que María Isabel Jociles Rubio hace una crítica a las cuatro investigaciones. El título de su ensayo es “Escuela, etnia y cultura: Crítica de algunos maridajes teóricos-metodológicos”. Partiendo de una visión particular del multiculturalismo, la autora se detiene en cada uno de los artículos y los examina. Lo interesante es la dirección editorial innovadora que se toma: Jociles Rubio fue invitada por el coordinador del libro a realizar una crítica de las cuatro investigaciones en el mismo libro en el que estas son publicadas. Como la autora expresa, ella desempeña “la poco agradable función de abogado del diablo” (p. 186). El análisis presentado aquí desmenuza cada capítulo empírico de forma muy sistemática. En esta reseña evitamos presentar los resultados específicos a los que llega en cada una de las investigaciones. En cambio, invitamos a los lectores a considerarlo como otra reseña (aunque mucho más extensa y con un propósito diferente) con interpretaciones a veces similares y a veces en conflicto con nuestras ideas.

En el último capítulo, a cargo de Benito del Rincón y titulado “Diversidad cultural en el sistema educativo: Problemas y alternativas”, se intentan dar soluciones para la inserción en la vida educativa española de las minorías culturales. Está escrito desde “una perspectiva netamente pedagógica, educativa o, si se quiere, estrechamente conectada a las estructuras didáctico-organizativas de los centros escolares” (p. 211). La consideramos una contribución importante, especialmente porque los resultados expresados en los capítulos empíricos tienen enormes implicancias para la organización, prácticas y procesos establecidos en el sistema escolar. Sin este capítulo el texto estaría incompleto, puesto que las propuestas de los demás autores para superar esta cuestión son un tanto difusas. El enfoque que esta obra toma es la extracción de conclusiones de los estudios presentados en el texto y otra literatura existente, dirigida al problema educativo a nivel organizativo y profesional. Del ensayo, la principal conclusión a la cual arriba, si es posible definirla en una sola, es que los discursos escolares alternativos son extremadamente necesarios para atender a la diversidad.

En suma, este texto contribuye a la problematización de las prácticas escolares en las que se incluye a alumnos y alumnas pertenecientes a minorías étnicas en un espacio marginal. Es decir que para gran parte del sistema educativo español, minoría cultural (principalmente en la piel de gitano o inmigrante) es sinónimo de exclusión. El libro, además muestra una combinación elegante de asuntos metodológicos, teóricos y empíricos para analizar la diversidad escolar. Por todo ello, es una obra recomendable tanto para investigadores en el área como para profesionales en ejercicio y estudiantes.

Acerca del coordinador del libro

David Poveda es profesor de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad Autónoma de Madrid (España). Sus intereses de investigación se centran en la diversidad cultural en el sistema educativo y la alfabetización, el discurso y el aprendizaje en diferentes contextos sociales. Aborda estos temas de investigación con metodologías de corte etnográfico y cualitativas.

Acerca de los autores de la reseña

La Dra. Verónica Pacini-Ketchabaw es profesora del departamento del cuidado de niños y adolescentes en la Universidad de Victoria, Canadá. Verónica participo en investigaciones con grupos inmigrantes en diferentes partes de Canadá. El enfoque de sus investigaciones es el desarrollo y la educación de niños de minorías étnicas.

Ezequiel Pacini es candidato a la maestría en Historia en la Universidad Torcuato Di Tella, Argentina. Ezequiel ejerció como docente de los niveles medios en escuelas públicas de la provincia de Buenos Aires, Argentina. Tuvo a su cargo la enseñanza de adolescentes con diferentes orígenes, tanto culturales como socioeconómicos.

 

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