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Poveda, David (coord.). (2003). Entre la diferencia y el
conflicto: Miradas etnográficas a la diversidad cultural en
la educación. Cuenca: Ediciones de la Universidad de
Castilla La Mancha.
240 págs.
ISBN 84-8427-279-6
Reseñado por la Dra. Veronica Pacini-Ketchabaw
Universidad de Victoria (Canadá)
&
Ezequiel Pacine
Universidad Torcuato Di Tella (Argentina)
11 de diciembre de 2004
El texto indaga asuntos relacionados con las condiciones
educativas de las minorías étnicas en España.
Estos asuntos son examinados desde una perspectiva
etnográfica y sobre todo intedisciplinar
(lingüística, pedagógica, psicológica y
antropológica), las cuales enriquecen mucho el
análisis. Además de una exhaustiva introducción
escrita por el coordinador del texto, David Poveda, el contenido
del libro se divide en dos partes bien delimitadas: en la primera
aparecen cuatro investigaciones realizadas en distintas
instituciones educativas de España, y en la segunda, esos
trabajos son criticados y se intentan plantear soluciones al
problema abierto por la inserción de las minorías
etnográficas al sistema educativo.
En la introducción, a cargo de David Poveda, se delimita
claramente el tema a analizar en los siguientes trabajos:
investigaciones etnográficas sobre la diversidad cultural en
las que se reflexiona acerca de las experiencias diarias de los
miembros involucrados en la educación. A este apartado
Poveda lo tituló “Los retos de una mirada
etnográfica a la diversidad cultural de la educación
española”. La primer sección de este
capítulo incluye una síntesis de la demografía de
las minorías étnicas (la población inmigrante y
gitana) en España. En particular, Poveda propone prestar
atención a la distribución geográfica de estas
minorías (la mayoría de las veces optan por asentarse
en barrios denominados por el resto de la sociedad como
marginales) y a los desafíos que presentan en el sistema
educativo español. El autor también invita a
reflexionar acerca de los modos en que dicha distribución
geográfica ha sido establecida. La segunda sección de
este capítulo se ocupa de la educación de “las
minorías étnicas como cuestión teórica y
empírica” desde una perspectiva etnográfica (p.
16). Muestra una breve síntesis histórica en la que se
proponen los marcos en los cuales la diversidad étnica ha
sido construida a partir de la década del ´60 del siglo
pasado. El autor denomina a estas interpretaciones de la
diversidad cultural como “déficit, diferencia y
conflicto” y enfoca su discusión a las dos
últimas categorías en las que se reflejan los estudios
etnográficos que aparecen en los siguientes capítulos
(p. 17). A este respecto, Poveda hace un resumen de trabajos
destacados en el área de la diversidad escolar, como los de
Bourdieu y de Ogbu. Más importante todavía, Poveda
remarca que la perspectiva de la diferencia y la perspectiva del
conflicto han sido tratadas en la literatura en forma separada,
cosa que él quiere evitar. Este tipo de análisis es el
que proporciona una innovación importante, y
consecuentemente, enriquece el texto en general.
El primer estudio empírico presentado en el
texto es el de Virginia Unamuno, “Quién es qui
l`escola. El reto de observarnos diversos”. El objetivo
planteado por la autora fue analizar las formas en las que los
maestros de una institución educativa de Cataluña
definen a alumnas y alumnos de minorías étnicas y, al
mismo tiempo, como estas alumnas, alumnos y miembros de su
comunidad se definen a sí mismos. La conexión que la
autora nota entre las interacciones comunicativas e identidades
es la contribución más destacada. El estudio parte de
la idea “que el análisis de las interacciones
comunicativas -por ejemplo, en la escuela- debería incluir
cierta mirada sobre quiénes somos los que interactuamos al
conversar; una mirada que más allá de los datos
externos, nos permita vernos en acción frente a los otros,
en el reto de construirnos una identidad relacional, una
construcción orientada siempre hacia alguien y emplazada en
un aquí y ahora” (p. 32). Los datos analizados en
este trabajo fueron obtenidos por medio de entrevistas a alumnos,
maestros, directivos y miembros de la comunidad y fueron
interpretados a través de un análisis crítico
discursivo. La metodología utilizada por la autora es, en
nuestra opinión, muy valiosa puesto que permitió
relacionar adecuadamente cuestiones de la diversidad cultural con
el sistema escolar español. El objetivo de la
presentación fue mostrar la dinámica de las
prácticas discursivas de inclusión / exclusión en
el ámbito de una institución educativa. La
conclusión a la que arribó Unamuno es que la escuela no
percibe diferencias de raza ni de etnia; sino que ven a su
comunidad como algo homogéneo. Proporciona una fuerte
argumentación de cómo los docentes presentan y
caracterizan a las minorías étnicas “como
desposeídos y definidos a partir de una norma que no los
incluye (y que denuncia su déficit)” (p. 39). La
forma en la cual docentes construyen las prácticas
lingüísticas de sus alumnos son detalladamente
analizadas en referencia al marco de inclusión /
exclusión. En cambio, cuando los alumnos o la comunidad se
describen como diferentes, “como parte de grupos
diferenciados. Desde lo étnico (la raza, lo puro, lo
mestizo) o desde lo lingüístico (hablantes de
catalán, de castellano, de vasco, de calo, etc.)” (p.
46). Existe, para ellos, una clara conciencia de ser gitano,
mestizo o payo. Más allá de ello, la institución
se da por satisfecha con la enseñanza de valores, puesto que
la comunidad en la cual está inserta la escuela es
considerada marginal. Además, Unamuno considera que por
esta misma característica, la escuela falla debido a que
reproduce las diferencias sociales. En síntesis, se puede
decir que el capítulo es muy rico porque provee un
análisis detallado.
El segundo trabajo es de David Poveda y su título es
“Saberes sociolingüísticos en una clase
multicultural”. El autor utiliza “la ronda”
como práctica didáctica para observar y analizar la
diversidad etnolingüística en una institución de
Madrid con niños y niñas de cinco años y, en
especial, la función que cumple la docente en el transcurso
de dicha actividad (p. 69). La “ronda” es definida
como un recurso en el cual “los niños y niñas se
sientan en un círculo en torno a la maestra y se les permite
que cuenten al resto del grupo cualquier cosa de
interés” (p. 69). En la clase observada los
niños contaban diariamente distintas experiencias fuera del
contexto escolar, de manera improvisada pero dirigidas por la
docente. Poveda centró su atención en dos niños
(uno gitano y uno payo) y dos niñas (una española y una
magrebí). En la mayor parte del capítulo, el autor
expone ejemplos de interacción de los niños con la
maestra y analiza ejemplos en relación a diferencias
étnicas y culturales. Las conclusiones a las que el autor
llega se definen en el próximo extracto:
Actitud y participación de los alumnos y las alumnas en
las diversas actividades curriculares y estructuras sociales de
la jornada escolar puede incorporar modificaciones y generar
nuevas expectativas. La disponibilidad de una explicación
cultural a esta diversidad supone nuevas alternativas a
considerar por parte de los docentes. Estas alternativas
implican cambios en las condiciones que experimentan los alumnos
y las alumnas. Las consecuencias menos inmediatas de esta
oposición entre un discurso basado en las diferencias
individuales y un discurso basado en las diferencias culturales y
su realización interactiva no pueden establecerse con
facilidad. (p. 91).
El tercer estudio lo realizó Adela Franzé quien lo
tituló “Las formas escolares del extrañamiento:
Un estudio de los intercambios comunicativos”. A
diferencia de los anteriores, este capítulo se refiere
específicamente a la situación de alumnas y alumnos
inmigrantes entre quienes se destaca un grupo cuya lengua materna
no es el castellano. El tratamiento escolar del lenguaje de
estos alumnos y alumnas es el asunto en cuestión. El
estudio fue realizado en cursos del ciclo superior de un centro
escolar de EGB con gran matrícula de alumnas/os inmigrantes
en un barrio popular considerado marginal de Madrid. La autora
utilizó una combinación de métodos para recolectar
información: la observación sistemática de las
distintas actividades en las que los alumnos participaban,
entrevistas, grupos de discusión y redacciones entre otras.
La inmensa mayoría del trabajo estuvo dedicada a explicar
las formas en las que las prácticas lingüísticas
escolares crean las experiencias de alumnas y alumnos inmigrantes
con desafíos lingüísticos. El capítulo
relata historias que, aunque extensas, son muy interesantes y
vale la pena leerlas en detalle. Estas historias muestran las
experiencias de “extrañamiento, ajenitud o
extranjeridad” que muchos alumnas y alumnos enfrentan en la
escuela. Franzé concluye con un análisis muy similar
al presentado por Unamuno: “Los desencuentros y
extrañamientos que se producen entre la escuela y algunos
alumnos y alumnas, no reside tanto, al menos en un principio, en
los contenidos conceptuales-ideológicos y en los temas
escolares; sino, antes bien, en los procedimientos que selecciona
y aplica, así como en la habilidades, comportamientos y
competencias que exige tácitamente” (p. 134). Lo
interesante de este argumento es que Franzé propone que
existen similitudes entre el extrañamiento experimentado por
los alumnos de una minoría cultural o españoles
autóctonos.
La última de las investigaciones es la que realizó
Viviana Gómez, quien la tituló: “La
Compensación educativa: El camino educativo de las
minorías étnicas y socioculturales”. El
capítulo analiza el programa de educación compensatoria
en Madrid, el cual “intenta garantizar la equidad en el
acceso a la educación obligatoria tanto a minorías
étnicas como socioculturales” (p. 139). En otras
palabras, el sistema intenta insertar o nivelar a aquellos
niños que presentan un desfase en su conocimiento. Este
capítulo toma una dirección diferente a los
anteriores. Mientras que los trabajos que le preceden tienen una
riqueza de análisis en relación a marcos teóricos;
éste produce una mera descripción de los datos
obtenidos en el estudio con una escasa complejidad teórica.
Para analizar el papel jugado por la compensación en la
educación española, la autora comparó la
situación de dos instituciones que utilizan métodos
diferentes de compensación. Para ello hizo el seguimiento
de niños gitanos en dos colegios. En uno se aplicaba un
método que se puede denominar más democrático, en
el cual los alumnos compensan en el mismo aula que los demás
niños; mientras que en el otro estudio quienes debían
compensar lo hacían en un momento en el cual sus
compañeros están ausentes, es decir extra-clase. El
procedimiento utilizado para el seguimiento de los alumnos se
basó en el uso de una red comprensiva de métodos:
observaciones, entrevistas con profesores y pruebas de
evaluación de nivel. La conclusión a la cual llega
Gómez es que, a pesar de ser preferible el primer
método al segundo (puesto que entre sus objetivos se puede
apreciar una mayor integración), ninguno de los dos resuelve
el problema central de la compensación. Por eso, Gómez
cree conveniente que se realicen más estudios en el
área. A lo cual nosotros, como autores de esta reseña,
nos adherimos.
Una vez finalizados los trabajos empíricos se incluyen
dos capítulos dedicados a una especie de síntesis
conceptual. Esta sección representa una dirección
interesante en el texto, especialmente el primer trabajo en el
que María Isabel Jociles Rubio hace una crítica a las
cuatro investigaciones. El título de su ensayo es
“Escuela, etnia y cultura: Crítica de algunos
maridajes teóricos-metodológicos”. Partiendo de
una visión particular del multiculturalismo, la autora se
detiene en cada uno de los artículos y los examina. Lo
interesante es la dirección editorial innovadora que se
toma: Jociles Rubio fue invitada por el coordinador del libro a
realizar una crítica de las cuatro investigaciones en el
mismo libro en el que estas son publicadas. Como la autora
expresa, ella desempeña “la poco agradable
función de abogado del diablo” (p. 186). El
análisis presentado aquí desmenuza cada capítulo
empírico de forma muy sistemática. En esta reseña
evitamos presentar los resultados específicos a los que
llega en cada una de las investigaciones. En cambio, invitamos a
los lectores a considerarlo como otra reseña (aunque mucho
más extensa y con un propósito diferente) con
interpretaciones a veces similares y a veces en conflicto con
nuestras ideas.
En el último capítulo, a cargo de Benito del
Rincón y titulado “Diversidad cultural en el sistema
educativo: Problemas y alternativas”, se intentan dar
soluciones para la inserción en la vida educativa
española de las minorías culturales. Está escrito
desde “una perspectiva netamente pedagógica, educativa
o, si se quiere, estrechamente conectada a las estructuras
didáctico-organizativas de los centros escolares” (p.
211). La consideramos una contribución importante,
especialmente porque los resultados expresados en los
capítulos empíricos tienen enormes implicancias para la
organización, prácticas y procesos establecidos en el
sistema escolar. Sin este capítulo el texto estaría
incompleto, puesto que las propuestas de los demás autores
para superar esta cuestión son un tanto difusas. El enfoque
que esta obra toma es la extracción de conclusiones de los
estudios presentados en el texto y otra literatura existente,
dirigida al problema educativo a nivel organizativo y
profesional. Del ensayo, la principal conclusión a la cual
arriba, si es posible definirla en una sola, es que los discursos
escolares alternativos son extremadamente necesarios para atender
a la diversidad.
En suma, este texto contribuye a la problematización de
las prácticas escolares en las que se incluye a alumnos y
alumnas pertenecientes a minorías étnicas en un espacio
marginal. Es decir que para gran parte del sistema educativo
español, minoría cultural (principalmente en la piel de
gitano o inmigrante) es sinónimo de exclusión. El
libro, además muestra una combinación elegante de
asuntos metodológicos, teóricos y empíricos para
analizar la diversidad escolar. Por todo ello, es una obra
recomendable tanto para investigadores en el área como para
profesionales en ejercicio y estudiantes.
Acerca del coordinador del libro
David Poveda es profesor de Psicología Evolutiva y
de la Educación en la Universidad Autónoma de Madrid
(España). Sus intereses de investigación se centran en
la diversidad cultural en el sistema educativo y la
alfabetización, el discurso y el aprendizaje en diferentes
contextos sociales. Aborda estos temas de investigación con
metodologías de corte etnográfico y cualitativas.
Acerca de los autores de la reseña
La Dra. Verónica Pacini-Ketchabaw es profesora del
departamento del cuidado de niños y adolescentes en la
Universidad de Victoria, Canadá. Verónica participo en
investigaciones con grupos inmigrantes en diferentes partes de
Canadá. El enfoque de sus investigaciones es el desarrollo
y la educación de niños de minorías étnicas.
Ezequiel Pacini es candidato a la maestría en
Historia en la Universidad Torcuato Di Tella, Argentina.
Ezequiel ejerció como docente de los niveles medios en
escuelas públicas de la provincia de Buenos Aires,
Argentina. Tuvo a su cargo la enseñanza de adolescentes con
diferentes orígenes, tanto culturales como
socioeconómicos.
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